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el7set
Jueves, 20 de Febrero de 2014
Castellón de la Plana

Albert Figueras da las claves de la felicidad en la Fundación Caja Castellón

[Img #30278]El doctor Albert Figueras ha explicado las claves para sentir Pura felicidad en el Salón de Actos del Edificio Hucha de la Fundación Caja Castellón, donde ha analizado el impacto positivo que sobre la salud tiene el bienestar subjetivo mientras que los estados de depresión, tristeza y ansiedad tienen un efecto negativo.

Así, en una revisión de múltiples estudios el doctor Figueras ha contado “que las personas que puntuaban alto en los test de bienestar, aquellas que se sentían bien, alegres y positivas, a la larga tenían menor riesgo de padecer ciertas enfermedades, como las de tipo cardiovascular”. De hecho, el miedo “repercute sobre el aparato digestivo; la ansiedad interfiere el funcionamiento del sistema cardiovascular y, quizás, todas estas situaciones impactan sobre el sistema inmunológico. Por el contrario, el bienestar favorece que estos órganos funcionen mejor; por este motivo, sugiero considerarlo una respuesta general del organismo”.

La felicidad, nos recuerda, “es un estado, un mosaico formado por emociones positivas, la suma de algunos momentos de placer, una pizca de tranquilidad, buena adaptación a la incertidumbre, poca sensación de miedo inmediato y motivación. Aunque el hecho de ser conscientes de que nos encontramos bien es algo que depende de cómo interpretamos este estado gracias a nuestras estructuras cerebrales, no creo equivocarme demasiado al sugerir que el bienestar subjetivo se encuentra en la persona en su conjunto.”

Para ello Albert Figueras recuerda la investigación de Ernest Abel y Michael Kruger quienes analizaron las fotografías de jugadores de la liga norteamericana de beisbol de 1952 y midieron la intensidad de la sonrisa. 57 años después, al comprobar cuántos habían fallecido, observaron una relación directa entre una mayor sonrisa y la supervivencia. Con un método más académico a 432 pacientes con fractura de fémur, otra de las investigaciones recogidas por Figueras desarrollada en la Universidad de Boston demuestra cómo aquellos que obtuvieron puntuaciones superiores en las variables relativas al estado de ánimo empezaron a caminar antes.

“Hay numerosas situaciones y actividades que nos hacen sentir bien o que estimulan la producción de sustancias que acaban teniendo un efecto positivo. Por ejemplo, el contacto con los demás, sonreírse, abrazarse o tocarse, parece que estimula la secreción de oxitocina. Esta pequeña neurohormona se ha involucrado en el aumento de confianza entre las personas y en ciertos efectos protectores cardiovasculares frente al exceso de cortisol producido por el estrés. Otro ejemplo: parece que estímulos procedentes de elementos de la naturaleza (la visión de árboles o plantas; el ruido de los pájaros o de las olas) modifican por unos instantes las vías que utilizamos normalmente cuando estamos concentrados (en el trabajo, al conducir, al ir de compras o frente al ordenador); estos elementos actúan como si se tratase de un conmutador que le permiten cierto reposo reparador al cerebro. En otro ámbito, el ejercicio regular (ya sea correr, nadar, ir en bicicleta o acudir a un gimnasio), se relaciona con la producción de endorfinas, que tienen numerosos efectos beneficiosos sobre el organismo”.


Figueras explica cómo las relaciones sociales y el entorno son también determinantes en este binomio felicidad-salud y afirma que “hay unas cuantas cosas, los investigadores consideran que suman un nada despreciable 40%, que sí podemos cambiar para mejor: relaciones sociales, conductas (como la actividad física o la consciencia del presente), cuestiones cognitivas como la gratitud, aficiones e intereses, valores sociales, filosofía de vida o tener una existencia con objetivos y sentido. Todo ello depende de nosotros; en estos aspectos, sí podemos hacer que los vientos nos sean favorables”.

El autor, experto en farmacología, critica el uso excesivo de antidepresivos que muchas veces se toman incluso de forma “preventiva” para poder seguir “el ritmo impuesto por la sociedad”, en lo que se convierta en una búsqueda de la felicidad artificial.

“Independientemente de la gente que necesita antidepresivos porque tiene una enfermedad, se tiende a ’medicalizar’ la tristeza, cuando la tristeza forma parte de la vida, igual que la risa”, expone Figueras. “Se trata de ir construyendo un puzle, identificar esos momentos de felicidad que todos encontramos pero en los que a veces no reparamos porque consideramos normales y resaltarlos o, al menos, no destacar sistemáticamente los negativos”.

Concluye afirmando que “La felicidad es algo que sentimos íntimamente, pero que, para ser completa, deberíamos fomentar o lograr colectivamente, como sociedad. La felicidad entendida como bienestar profundo va más allá de la individualidad. Un momento social y económico delicado (igual que el dolor físico crónico o la soledad) es un factor que dificulta alcanzar un estado de bienestar subjetivo. En situaciones así, el reto está en tratar de buscar el bienestar como punto de apoyo para lograr dar la vuelta a los acontecimientos. Identificar el bienestar como puerto de abrigo frente a las tempestades y tener fuerza para modificar lo que nos ha conducido hasta este punto”.

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