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M. J. Zapater
Miércoles, 21 de Agosto de 2019
Opinión

Materia fecal y celulosas apestan la Ribera al saturar su alcantarillado

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Los aguaceros de las últimas horas han sido el detonante del desbordamiento de una boca de alcantarillado en la Ribera de Cabanes, cerca de Torre la Sal. Materia fecal y todo tipo de celulosas han aparecido al rebosar el albañal, lo que ha hecho que el hedor sea insoportable en toda la contornada, como apuntan vecinos afectados de la urbanización más próxima. «Pañales, toallitas húmedas, tampones, compresas y hasta trapos» pueden verse, esparcidos y enlodados por todo el camino, por la fuerza del agua, como asegura una de las residentes en esta zona. A pesar de ser una situación anómala e insalubre, no es la primera vez que sucede: el turismo descontrolado y el comportamiento bárbaro están detrás.

 

El Ayuntamiento de Cabanes ya ha sido alertado. Desde Facsa, los encargados del sector de las aguas residuales afirman que han sido numerosas las llamadas de alerta. Advierten de que el punto en que ha reventado es débil, ya que es terreno de bajada, cercano a la playa, y recibe la mayor presión cuando llueve fuerte. La boca de alcantarilla desbordada está precisamente en un punto de paso muy frecuentado: ciclistas, agricultores, niños, vecinos, turistas, cazadores y paseantes de perros («muchos, sueltos y sin bozal», como está cansada de denunciar otra vecina) se cruzan a diario por aquí.

 

La situación es especialmente alarmante para los niños. «Tenemos hijos, y esta inmundicia es consecuencia de los pañales que tiran al retrete desde esa casa», asegura una de las personas más perjudicadas. Como hemos comprobado, el olor, que se nota por rachas, según sople el viento, es tan nauseabundo como peligroso. Conviene recordar que esto es foco de infecciones que pueden ser muy dañinas para la salud pública, por el metano contenido, las heces, ratas, cucarachas y las múltiples bacterias que entraña. Tifus, gastroenteritis y muchas enfermedades que vienen de la mano de la temible bacteria E. coli están entre los riesgos previsibles. De hecho, el pasado julio ya fue cerrada la playa de Las Fuentes, de Alcocebre, debido a la plaga de la Escherichia coli. O, lo que es lo mismo (de acuerdo D. G. F., otro testigo), «a causa de la mierda en que la chusma está acostumbrada a nadar». Y es que, en efecto, este cuadro dice mucho de la escasa educación, cultura y calidad del turismo masivo de estos lares.

 

 

M. J. Zapater

 

 

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