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Viernes, 18 de Octubre de 2019
Teatro

“El cielo y el dolor”, una huida hacia el amor en tiempos de la migración

Teatro Bárbaro Foro Cultural Independiente presenta la dramaturgia de Alejandro Gómez bajo la dirección de Germán Jaramillo con música original de Pablo Mayor.

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Alexandra vive su vida persiguiendo el ideal que tiene de lo que es una vida perfecta, pero se convierte en una huida para escapar del dolor y del miedo. Desde pequeña se sintió diferente, pero pronto supo quién era gracias a su madre y se aplicó con decisión a vivir la vida según sus sentimientos se lo dictan.

 

El dramaturgo Alejandro Gómez nos muestra en “El cielo y el dolor”, que se presenta en Teatro Bárbaro Foro Cultural Independiente, un ejercicio de funambulismo teatral perfecto, un paseo por la cuerda floja sin red ni seguridades, que presenta al único actor en escena, Nelson Celis, desnudo de artificios, escenografías, luces espectaculares o actores secundarios, que narra el recorrido vital de la protagonista, una mujer trans, que despierta a su condición de género en el mundo rural de una Colombia machista, violenta y sin espacios para la diferencia, para después iniciar una epopeya en busca del amor, la paz y su ideal de vida. Esto la lleva a incursionar en la prostitución de la mano de su compañera de piso, dejar atrás el amor para salvar la vida y viajar hacia el norte, siempre en busca de su mundo ideal.

 

Nelson Celis deslumbra con la calidad de una interpretación que nos transporta a cada lugar apoyado por la música, evoca olores vinculados a las situaciones, transmite con intensidad las emociones, contagiando, conectando, utiliza la expresión corporal, la gestualidad, la mímica y extiende su cuerpo para desdoblarlo y crear personajes secundarios, que interactúan con Alexandra al punto de llenar la escena que, desnuda de artificios, expone al actor al escrutinio más intenso por parte del público bajo la dirección de Germán Jaramillo.

 

Alexandra, a pesar de las condiciones de extrema vulnerabilidad que le confiere su condición de mujer, de mujer transgénero, migrante, pobre y situada en un mundo marginal de prostitución, vive la vida de una manera positiva, buscando en los pequeños detalles cotidianos la alegría que la mantiene cuerda, aferrada a un salvavidas de ilusiones.

 

Pese al tono en ocasiones superficial e incluso jocoso, en el texto subyacen estereotipos y antiestereotipos que denuncian y acusan, los machismos, la violencia e incomprensión contra el colectivo LGTBI, la migración, las mafias, la guerrilla, de los que la protagonista escapa como el protagonista de “La vida es bella”, como que todo aquello no va con ella.

 

La narración que hace de sus vicisitudes empatiza inmediatamente con el público, que queda enganchado por la historia a medida que la va suavizando, poco a poco, con la habilidad de la seducción, para ubicarlos en los ambientes más sórdidos y angustiosos rompiendo la tensión con una sonrisa, que nos permitirá sumergirnos más en la oscuridad subyacente de la historia.

 

Alexandra se escuda con su maquillaje, su bello rostro nuevo, sus pechos perfectos y sus nalgas, no tan perfectas. Esto es su armadura para sobrellevar la vida, que no deja de traerle amarguras. Pero por encima de cualquier otro condicionante, “El cielo y el dolor” es una historia de vacíos, de ausencias, de un dolor sordo que solo se puede amortiguar en compañía de alguien más, que nos abrace y nos comprenda, aunque sea de manera imperfecta. Es una desesperada búsqueda del amor improbable, de sucedáneos de estima que la mantengan viva un día más, a la espera de que se reencuentre con el amor de su vida o su pasado vuelva para otorgarle el olvido definitivo.

 

“El cielo y el dolor” es una obra que permite el lucimiento del actor, un monólogo teatralizado que nos sumerge en la narración en primera persona, casi en la confesión íntima, con todo el riesgo que ello conlleva. No en vano ha obtenido importantes premios y llega desde New York con el refrendo de la exigencia del público, que encuentra en Alexandra y su vida pequeños espejos que, aunque en ocasiones deformen la imagen, reflejan situaciones y vivencias que nos pueden alcanzar en lo más profundo del alma.

 

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