Una breve historia sobre el reloj de pulsera
![[Img #78302]](http://el7set.es/upload/images/04_2020/6779_skg-ls-cw-4x1.jpg)
Los relojes de pulsera han sido desde su invención una útil herramienta para saber la hora y un complemento que aporta distinción a su portador, siendo en muchas ocasiones un símbolo de la posición económica de quien lo lleva. Un reloj de pulsera de lujo es un elemento que nos puede presentar ante los demás de manera más sutil y eficaz que la más elaborada tarjeta de presentación.
Desde bien antiguo la humanidad ha tenido constancia del paso del tiempo, del discurrir de las horas, los días y los años, de modo que siempre ha tenido inquietud por medir ese inexorable tránsito de nuestras vidas de las maneras más imaginativas.
Si al principio el paso del tiempo venía definido por el discurrir de los astros en la bóveda celeste, de modo que la posición del sol o de las estrellas podían decirnos la hora del día o la estación en la que estábamos, de manera paulatina las inquietas mentes de los pensadores, filósofos e inventores fueron enfocándose en encontrar una manera mecánica de medir el tiempo sin tener que mirar al cielo.
Los antiguos egipcios fueron pioneros en la fabricación de ingenios para medir el tiempo diseñando la clepsidra, un reloj de agua que constaba de un recipiente de piedra con un orificio en la base por la que escapaba el agua para marcar el paso del tiempo. En Oriente Medio surgió uno de los más representativos mecanismos a modo de primitivo reloj, el reloj de sol, que mediante una varilla que proyectaba una sombra sobre una superficie marcada, un diseño que ha llegado hasta nuestros días en edificios y complejos arquitectónicos.
También ha habido relojes vela, que marcaban el paso del tiempo a medida que se derretía la cera de una vela, aunque no sería hasta el siglo XIII cuando se popularizó otro de los íconos del paso del tiempo, que podemos ver aun de manera digital en nuestros ordenadores cuando la computadora está realizando una tarea que nos pide que esperemos unos segundos a que se complete, el reloj de arena. Mediante dos recipientes de cristal conectados entre si, la arena pasaba de uno al otro anunciándonos al vaciarse por completo que había transcurrido una hora de tiempo en el proceso.
Los primeros relojes mecánicos, por su tamaño y complejidad, eran un lujo al alcance de los más ricos. El mecanismo constaba de péndulos y distintos sistemas que ocupaban mucho espacio y requerían de muchos materiales muy costosos para su elaboración. No fue hasta la aparición de los relojes de bolsillo y a los procesos industriales que estos instrumentos de medición del tiempo comenzaran a popularizarse entre la sociedad, aunque aún seguían siendo muy apreciados por los ricos y poderosos. El cerrajero y relojero alemán Peter Henlein, en el siglo XV, desarrolló los primeros modelos de relojes portátiles
El primer reloj de pulsera, una evolución del reloj de bolsillo tradicional, fue construido por Abraham Louis Breguet en el año 1812, a petición de la hermana menor de Napoleón, la reina de Nápoles, Caroline. No obstante, durante muchos años seguirían siendo más populares los relojes de bolsillo como complemento masculino y no sería hasta el siglo XX cuando el desarrollo y popularización del reloj de pulsera llegaría a su apogeo.
Uno de los primeros diseños del reloj de pulsera moderno lo realizó el relojero francés Louis Cartier por un encargo de su amigo, el piloto de avión brasileño Alberto Santos-Dumont. La primera Guerra Mundial popularizó el uso de reloj de pulsera entre los militares, que después se extendería a la vida civil.
La tecnología siguió su desarrollo y en 1923 John Harwood desarrolló el reloj automático con péndulo de inercia, mientras que después Rolex, la mítica marca de relojes, patentó el primer reloj automático con rotor de cuerda unilateral.
De ahí vendrían los relojes modernos electrónicos, los de cuarzo y la irrupción de la tecnología oriental que popularizó los relojes digitales con pantalla LCD hasta nuestros días.
![[Img #78302]](http://el7set.es/upload/images/04_2020/6779_skg-ls-cw-4x1.jpg)
Los relojes de pulsera han sido desde su invención una útil herramienta para saber la hora y un complemento que aporta distinción a su portador, siendo en muchas ocasiones un símbolo de la posición económica de quien lo lleva. Un reloj de pulsera de lujo es un elemento que nos puede presentar ante los demás de manera más sutil y eficaz que la más elaborada tarjeta de presentación.
Desde bien antiguo la humanidad ha tenido constancia del paso del tiempo, del discurrir de las horas, los días y los años, de modo que siempre ha tenido inquietud por medir ese inexorable tránsito de nuestras vidas de las maneras más imaginativas.
Si al principio el paso del tiempo venía definido por el discurrir de los astros en la bóveda celeste, de modo que la posición del sol o de las estrellas podían decirnos la hora del día o la estación en la que estábamos, de manera paulatina las inquietas mentes de los pensadores, filósofos e inventores fueron enfocándose en encontrar una manera mecánica de medir el tiempo sin tener que mirar al cielo.
Los antiguos egipcios fueron pioneros en la fabricación de ingenios para medir el tiempo diseñando la clepsidra, un reloj de agua que constaba de un recipiente de piedra con un orificio en la base por la que escapaba el agua para marcar el paso del tiempo. En Oriente Medio surgió uno de los más representativos mecanismos a modo de primitivo reloj, el reloj de sol, que mediante una varilla que proyectaba una sombra sobre una superficie marcada, un diseño que ha llegado hasta nuestros días en edificios y complejos arquitectónicos.
También ha habido relojes vela, que marcaban el paso del tiempo a medida que se derretía la cera de una vela, aunque no sería hasta el siglo XIII cuando se popularizó otro de los íconos del paso del tiempo, que podemos ver aun de manera digital en nuestros ordenadores cuando la computadora está realizando una tarea que nos pide que esperemos unos segundos a que se complete, el reloj de arena. Mediante dos recipientes de cristal conectados entre si, la arena pasaba de uno al otro anunciándonos al vaciarse por completo que había transcurrido una hora de tiempo en el proceso.
Los primeros relojes mecánicos, por su tamaño y complejidad, eran un lujo al alcance de los más ricos. El mecanismo constaba de péndulos y distintos sistemas que ocupaban mucho espacio y requerían de muchos materiales muy costosos para su elaboración. No fue hasta la aparición de los relojes de bolsillo y a los procesos industriales que estos instrumentos de medición del tiempo comenzaran a popularizarse entre la sociedad, aunque aún seguían siendo muy apreciados por los ricos y poderosos. El cerrajero y relojero alemán Peter Henlein, en el siglo XV, desarrolló los primeros modelos de relojes portátiles
El primer reloj de pulsera, una evolución del reloj de bolsillo tradicional, fue construido por Abraham Louis Breguet en el año 1812, a petición de la hermana menor de Napoleón, la reina de Nápoles, Caroline. No obstante, durante muchos años seguirían siendo más populares los relojes de bolsillo como complemento masculino y no sería hasta el siglo XX cuando el desarrollo y popularización del reloj de pulsera llegaría a su apogeo.
Uno de los primeros diseños del reloj de pulsera moderno lo realizó el relojero francés Louis Cartier por un encargo de su amigo, el piloto de avión brasileño Alberto Santos-Dumont. La primera Guerra Mundial popularizó el uso de reloj de pulsera entre los militares, que después se extendería a la vida civil.
La tecnología siguió su desarrollo y en 1923 John Harwood desarrolló el reloj automático con péndulo de inercia, mientras que después Rolex, la mítica marca de relojes, patentó el primer reloj automático con rotor de cuerda unilateral.
De ahí vendrían los relojes modernos electrónicos, los de cuarzo y la irrupción de la tecnología oriental que popularizó los relojes digitales con pantalla LCD hasta nuestros días.

















