Culla y Catí, destinos del viaje organizado por el Ayuntamiento de Alcalá de Xivert/Alcossebre con motivo del Día de la Mujer 2014
Acertadísimo ha sido el Ayuntamiento en programar un viaje a Culla y Catí con motivo de las exposiciones organizadas por la Fundación La Luz de las Imágenes bajo el título "Pulchra Magistri", el esplendor del Maestrazgo (del Norte).
El jueves, día 6 de marzo, salieron dos autocares, uno de Alcalá, con destino a Culla, y el otro de Alcossebre, con destino a Catí.
Impresionante viaje por las Atalayas de Alcalá y las montañas cercanas a Albocácer, con sus inumerables y pronunciadas curvas, sus matorrales, olivos y almendros en plena flor.
Una vez en Catí, los viajeros nos dividimos en 2 grupos para, acompañados por guías, visitar la antigua Casa de la Villa y Lonja y la iglesia parroquial.
La Casa de la Villa, impresionante edificio del siglo XV, el mejor conservado y documentado Ayuntamiento medieval valenciano. Subiendo una empinada escalera de piedra se llega a la restaurada Sala Capitular y Lonja, con su artesonado de madera, los bancos de piedra con sus enigmáticos números que a lo mejor se referían a los representantes de los gremios, y con un dibujo en ocre en una de las paredes que podría referirse a la batalla, en la que los cristianos recuperaron la custodia que piratas bereberes se habían llevado tras el asalto y saqueo de Torreblanca. Se restauró también una sala adyacente con cúpula azul que puede haber sido sala de contratación o capilla.
En la iglesia de la Asunción se descubrieron los techos originales, escondidos bajo una capa de cal, de los siglos XIV y XVII, destacando en el último los esgrafiados, muy de moda entonces. Alberga la iglesia, mientras dure la exposición, gran número de obras del siglo XV, en parte cedidas por museos de Barcelona, Madrid y Valencia, como retablos, piezas de famosos orfebres de Valencia, Morella y San Mateo, peirones - cruces de término – y bulas papales, total, una impresionante muestra del arte medieval del siglo XV del Norte de Castellón.
Tras el exhaustivo recorrido por la iglesia aún había tiempo para pasearse por las calles centrales del pueblo con sus mansiones blasonadas y ventanas con la típica esbelta columna en medio, testimonio del esplendor medieval de Catí cuando florecía el comercio de la lana.
Tras una sabrosa y abundante comida en el conocido restaurante El Prigó, donde se juntaron los excursionistas de los dos autobuses, los de Alcossebre nos marchamos a Culla donde llegamos sobre las cinco y media, una vez vencidas las muchas y empinadas curvas que le esperan a uno después de dejar Benasal.
Desgraciadamente el radiante cielo azul de la mañana se había cubierto de nubes, con lo que el frío reinante en Culla que está entre los 1.100 y los 1.200 m, era impresionante, pero que se hacía soportable ya que había que subir unas empinadas cuestas, cosa nada mal para perder algunas de las calorías adquiridas en "El Prigó".
Culla, pueblo árabe cuyo nombre significa "en la cima", fue conquistado en el siglo XIII, luego donado a los Templarios y, tras su disolución, a la orden Montesa. Hoy es un precioso y pintoresco pueblo, completamente restaurado.
En el antíguo hospital se enseñan obras desde la prehistoria, con muestras de las épocas íberas, fenicias, griegas y cristianas del siglo XIII, donde destaca una impresionante Virgen de la Naranja de Olocau del Rey.
En la antígua prisión, antaño granero, se exhibe una colección de retablos y pinturas de los talleres de Morella y del Maestrazgo del siglo XIII, con el espléndido retablo de los Santos Juanes de Albocacer y con un gran tapiz flamenco representando la Última Cena.
No queda nada de la primitiva iglesia ya que la actual es del siglo XVIII. Se han restaurado las filigranas del antíguo retablo en cuyo centro se encuentra la escultura gótica de piedra del Salvador, patrón del pueblo.
Tras un recorrido por el empinado pueblo y sus murallas al pie de lo que fue el castillo árabe de lo que apenas queda rastro, caimos rendidos en el autocar que nos llevó, salvos y sanos, a Alcossebre donde llegamos sobre las ocho de la tarde.
El jueves, día 6 de marzo, salieron dos autocares, uno de Alcalá, con destino a Culla, y el otro de Alcossebre, con destino a Catí.
Impresionante viaje por las Atalayas de Alcalá y las montañas cercanas a Albocácer, con sus inumerables y pronunciadas curvas, sus matorrales, olivos y almendros en plena flor.
Una vez en Catí, los viajeros nos dividimos en 2 grupos para, acompañados por guías, visitar la antigua Casa de la Villa y Lonja y la iglesia parroquial.
La Casa de la Villa, impresionante edificio del siglo XV, el mejor conservado y documentado Ayuntamiento medieval valenciano. Subiendo una empinada escalera de piedra se llega a la restaurada Sala Capitular y Lonja, con su artesonado de madera, los bancos de piedra con sus enigmáticos números que a lo mejor se referían a los representantes de los gremios, y con un dibujo en ocre en una de las paredes que podría referirse a la batalla, en la que los cristianos recuperaron la custodia que piratas bereberes se habían llevado tras el asalto y saqueo de Torreblanca. Se restauró también una sala adyacente con cúpula azul que puede haber sido sala de contratación o capilla.
En la iglesia de la Asunción se descubrieron los techos originales, escondidos bajo una capa de cal, de los siglos XIV y XVII, destacando en el último los esgrafiados, muy de moda entonces. Alberga la iglesia, mientras dure la exposición, gran número de obras del siglo XV, en parte cedidas por museos de Barcelona, Madrid y Valencia, como retablos, piezas de famosos orfebres de Valencia, Morella y San Mateo, peirones - cruces de término – y bulas papales, total, una impresionante muestra del arte medieval del siglo XV del Norte de Castellón.
Tras el exhaustivo recorrido por la iglesia aún había tiempo para pasearse por las calles centrales del pueblo con sus mansiones blasonadas y ventanas con la típica esbelta columna en medio, testimonio del esplendor medieval de Catí cuando florecía el comercio de la lana.
Tras una sabrosa y abundante comida en el conocido restaurante El Prigó, donde se juntaron los excursionistas de los dos autobuses, los de Alcossebre nos marchamos a Culla donde llegamos sobre las cinco y media, una vez vencidas las muchas y empinadas curvas que le esperan a uno después de dejar Benasal.
Desgraciadamente el radiante cielo azul de la mañana se había cubierto de nubes, con lo que el frío reinante en Culla que está entre los 1.100 y los 1.200 m, era impresionante, pero que se hacía soportable ya que había que subir unas empinadas cuestas, cosa nada mal para perder algunas de las calorías adquiridas en "El Prigó".
Culla, pueblo árabe cuyo nombre significa "en la cima", fue conquistado en el siglo XIII, luego donado a los Templarios y, tras su disolución, a la orden Montesa. Hoy es un precioso y pintoresco pueblo, completamente restaurado.
En el antíguo hospital se enseñan obras desde la prehistoria, con muestras de las épocas íberas, fenicias, griegas y cristianas del siglo XIII, donde destaca una impresionante Virgen de la Naranja de Olocau del Rey.
En la antígua prisión, antaño granero, se exhibe una colección de retablos y pinturas de los talleres de Morella y del Maestrazgo del siglo XIII, con el espléndido retablo de los Santos Juanes de Albocacer y con un gran tapiz flamenco representando la Última Cena.
No queda nada de la primitiva iglesia ya que la actual es del siglo XVIII. Se han restaurado las filigranas del antíguo retablo en cuyo centro se encuentra la escultura gótica de piedra del Salvador, patrón del pueblo.
Tras un recorrido por el empinado pueblo y sus murallas al pie de lo que fue el castillo árabe de lo que apenas queda rastro, caimos rendidos en el autocar que nos llevó, salvos y sanos, a Alcossebre donde llegamos sobre las ocho de la tarde.



























