Las siete diferencias entre las cervezas artesanales y las industriales

Desde su origen, posiblemente asociado al inicio de la agricultura, el ser humano ha disfrutado de la cerveza. Aunque no existen pruebas concluyentes, se han podido encontrar indicios de la fermentación de cereales en yacimientos arqueológicos datados en el 3.500 antes de Cristo, por lo que no es del todo erróneo establecer que el consumo de cerveza, como el del vino, ha acompañado a las distintas civilizaciones desde sus inicios.

Esa evolución ha llevado a pasar de la elaboración artesanal de esta bebida, en sus distintas variantes, elaborada con cebada o trigo, agua y levadura, en un principio, para después pasar al uso del lúpulo para su fermentación. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Industrial, el consumo se extendió y los procesos de elaboración se estandarizaron, aplicándoles los procedimientos industriales que permitían incrementar la producción. Ahora, en el inicio del siglo XXI, ha surgido una nueva tendencia global que tiende a la vuelta a los orígenes artesanales de muchos productos cotidianos, entre ellos, por supuesto, la cerveza, con la consiguiente aparición de las cervezas artesanales.

Para determinar las diferencias entre la cerveza industrial y la cerveza artesanal tenemos que atender cuestiones como los productos, los procesos y la receta. De ese modo, a continuación presentamos siete diferencias que distinguen las cervezas industriales de las artesanales.

Las materias primas empleadas: la Ley de Pureza establecida por el rey Guillermo IV de Baviera en 1516 determinaba que los ingredientes de la cerveza eran tres, agua, malta de cebada y lúpulo, porque en aquel entonces se desconocía la presencia de la levadura. Las cervezas artesanales emplean malta de cebada pura, mientras que las industriales añaden maíz y arroz, por su menor precio, así como azúcares.

Aditivos artificiales: las recetas de los maestros cerveceros artesanales emplean única y exclusivamente productos naturales en su elaboración, sin aditivos químicos ni conservantes artificiales, como es el caso de las industriales.

Gasificación: el CO2 presente en las cervezas artesanales procede de la segunda fermentación, que se produce en la botella. Por el contrario, las cervezas industriales tan solo realizan una fermentación inicial, por lo que el gas presente en la cerveza es inyectado artificialmente.

Pasteurización: esta diferencia está íntimamente ligada a la anterior, ya que la pasteurización también provoca que se detenga el proceso de fermentación en las cervezas industriales. Las cervezas artesanales, al no ser pasteurizadas, continúan fermentando en la botella y tampoco pierden sus cualidades nutritivas.

Filtrado: las cervezas artesanales realizan un filtrado manual, para el que no se utilizan maquinarias sofisticadas, mientras que las cervezas elaboradas mediante procesos industriales realizan ese filtrado mediante procesos químicos que también destruyen las levaduras y proteínas presentes en la cerveza, lo que le quita muchos de sus aromas y sabores.

Procesos de elaboración: una cerveza artesanal no tiene por que traernos a la mente la imagen de un tipo haciendo cerveza en un barreño en el garaje de su casa. En una microcervecería podremos ver tanques, bombas o filtros para elaborar la cerveza y los diferentes procesos que se emplean para ello, sin embargo la mecanización es muchísimo menor que la de una industrial, ya que son muchos los pasos que se realizan de manera totalmente manual, siempre bajo la atenta supervisión del maestro cervecero.

Mayor variedad, más sabor: las cervezas artesanales tienen más cuerpo y personalidad, el amargor es más duradero. Las recetas son únicas y apuestan por la singularidad. Las industriales, por el contrario, priorizan la rentabilidad de los procesos y condicionan el sabor para alcanzar un promedio que les permita abarcar un mayor número de consumidores.