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Comunidad7
Domingo, 21 de Julio de 2019
Cortometraje documental

“Cómo en pausa”, un documental sobre las vidas destrozadas tras el drama de los feminicidios en Chihuahua

Patio Magenta Centro Cultural proyecta el cortometraje documental de los realizadores Victoria Pizarro Leyva, Manuel Castro Guerrero, Gerardo Valenzuela y Claudia Herrera Aguilar

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“A todas las mujeres que han dejado su vida

“como en pausa” para buscar la verdad y la justicia que  se

les ha negado”

 

En el primer trimestre de 2019, el estado de Chihuahua se situó entre los cinco en los que se han registrado más feminicidios y desapariciones de todo México, al tiempo que las estadísticas de desapariciones repuntan a niveles preocupantes, dejando en evidencia la indiferencia de las autoridades y la impunidad que permea el país.

 

Detrás de esas cifras, por sí mismas escalofriantes, subyace un drama cotidiano de miles de madres, familias y comunidades enteras, que han quedado marcadas de por vida por el estigma de la muerte violenta de sus hijas, en una sociedad que desde la indiferencia, ha llegado a culpar a las víctimas de su cruel destino.

 

Patio Magenta Centro Cultural acogió la proyección del cortometraje documental “Cómo en pausa”, una denuncia en carne viva de cuatro mujeres que buscan la justicia para sus hijas, víctimas de feminicidio o desaparición. Como explicaba la promotora cultural y artista Adriana Lara, en la presentación del corto, este espacio cultural pretende ser escaparate del arte y la cultura, pero también de la denuncia social de las injusticias mediante estos medios de expresión, como en este caso el documental.

 

Este trabajo cinematográfico, realizado por Victoria Pizarro Leyva, Manuel Castro Guerrero, Gerardo Valenzuela y Claudia Herrera Aguilar, cuenta con los testimonios de cuatro madres, Hilda Medrano, Norma Ledezma, María Trinidad Sáenz y Yéssica Corpus, que a la tragedia de la pérdida o desaparición de su hija le han tenido que sumar la indiferencia, la inacción y la falta de respuestas de las autoridades, además de la condena de una sociedad civil que, además de darles la espalda, ha llegado a culpabilizarlas a ellas y a sus hijas de terminar siendo víctimas de feminicidio o desaparición, omitiendo el deber como sociedad de proteger a los más vulnerables e indefensos de sus miembros, en una actitud que ha manchado las manos de sangre a toda una sociedad, incapaz de detener la hemorragia de vidas que anualmente siembra la sinrazón de la violencia en un estado como el de Chihuahua.

 

Los cuatro casos que expone Cómo en pausa” proyectan las terribles simetrías entre las historias de las distintas víctimas, el trato displicente de las autoridades, la falta de empatía de la sociedad, la desintegración de las familias, con paralelismos aterradores en muchos casos en el modus operandi de los culpables, que encuentran a sus víctimas en los mismos lugares, de la misma forma, como una bestia mitológica sangrienta reclamando una ofrenda de vidas ante la indiferencia de una sociedad que mira hacia otro lado, más preocupado por limpiar la imagen de un estado manchado de sangre que de terminar con las muertes sin sentido.

 

Son mujeres a las que la fatalidad puso sus vidas “Cómo en pausa”, detenidas en el tiempo justo el día en el que desaparecieron sus hijas de la faz de la tierra. Desde ese momento, desde el día en que murieron en vida junto a sus hijas, sus vidas quedaron a un lado para dedicarse en cuerpo y alma, primero a recuperar el cuerpo de sus hijas, y después a encontrar al culpable para hacer justicia. Muchas de ellas exhalarán su último aliento con la imagen de sus hijas en el pensamiento y la sensación de que no ha podido completar su promesa. Las que lo logren antes de morir por completo deberán enfrentar una vida violentamente vaciada. Todas quedarán marcadas y con la duda de si la justicia que alcancen sea real o si el verdadero responsable sigue oculto en el desierto, en una lejana sierra o en un despacho.

 

Las víctimas de feminicidio mueren una vez a manos de sus verdugos, para morir de nuevo en las páginas de los periódicos y en los noticieros, y después morir otra vez por la indiferencia de las autoridades, muriendo una y otra vez cada mañana, cuando sus madres despiertan para enfrentar a la injusticia un día más.

 

 

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