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Jueves, 24 de Mayo de 2012

Paloma Gómez Borrero, una mujer en la corte de los Papas

La periodista abarrota el Salón de Actos del Edificio Hucha de la Fundación Caja Castellón en su charla del ciclo Femenino Singular

[Img #7764]La mujer que más sabe del Vaticano y de los papas es la periodista Paloma Gómez Borrero. Nadie mejor que esta madrileña de nacimiento pero romana de adopción, que ha sido testigo privilegiado y vocacional de momentos históricos durante más de tres décadas como corresponsal para diferentes medios españoles en el Vaticano que ha acudido a Castellón invitada por la Fundación Caja Castellón-Bancaja en el ciclo de charlas-coloquio “Femenino Singular.

Dice Paloma Gómez Borrero que "los muros del Vaticano son silenciosos... y si los muros no hablan, los que viven dentro menos todavía... Es un lugar en el que hay que saber interpretar silencios y medias palabras”. Sin embargo, nadie mejor que esta mujer acostumbrada a que en sus viajes y actos papales se arme “la de Dios” (y nunca mejor dicho): aplausos, gritos y fervor.

La conocida periodista ha desgranado multitud de anécdotas de sus viajes con Juan Pablo II. Una que consideró que no debía caer en el olvido fue la relativa a una boda celebrada en el Vaticano. "En los últimos Papas, nunca se había dado la posibilidad de celebrar una boda en el Vaticano. Dicho esto, a Su Santidad le gustaba en Navidad ir a visitar los Nacimientos (los Belenes) romanos, y especialmente quiso ir a ver el que hacía el gremio de los barrenderos. Él quería darles las gracias por la labor que realizaban, porque sabía que los peregrinos les daban mucho trabajo. En el momento del saludo, no sólo estaban los barrenderos, sino también sus familias. Concretamente, allí estaba la hija del barrendero jefe con su novio. Al pasar el Pontífice, la chica le dijo: Su Santidad, nos casamos en marzo y nos gustaría que nos bendijera. A lo que el Papa contestó: "Pues yo os caso". Y así fue. La hija del barrendero se casó con un electricista en la Capilla Paulina del Vaticano y en una ceremonia celebrada por el Papa. "Aquella boda fue seguida por más cámaras y medios de comunicación que cualquier boda de Príncipes, Reyes o famosos", recuerda la periodista.

Al preguntarle por qué ha acabo siendo una periodista experta en información de la Santa Sede afirma que “En realidad no fue algo que busqué. Estaba en la Televisión Española para Italia, donde me fui a vivir porque me casé con un italiano. Tuve que seguir la muerte de Pablo VI y fue una información tranquila, y luego me encontré con Juan Pablo II un papa viajero, de una gran cercanía, de un gran carisma. En algunos vuelos he sido yo la única mujer dentro del avión y eso también hacía que el papa estuviera especialmente atento conmigo. Me hacía bromas, me decía que me llamaba Paloma por volar tanto.”

Como periodista en el Vaticano debe informar “no sólo sobre el acontecer de la Iglesia sino en cualquier campo que te toque informar, ir con la verdad por delante. Instintivamente, tú cuentas cómo lo ves o lo interpretas pero no debes nunca manipular lo que estás viendo. Tú no puedes orquestar la crónica o lo que dice el Papa o un hombre político. No se puede sacar de contexto o manipular la noticia. Un periodista tiene la suerte de contar lo que está viendo. Debe dejar que la gente haga su juicio porque manipular significa también pensar que quien te lee es un tonto porque le estás haciendo ver algo que no es verdad. Es necesario dejar que él lo juzgue, darle bien la noticia y luego permitirle al lector, oyente o televidente que él mismo haga una composición del lugar”.

De entre tantos años ejerciendo el periodismo afirma que se siente impactada “Indudablemente por la Madre Teresa. Recuerdo sus ojos, su sonrisa. Fui a Calcuta para conocerla. En ese infierno de Calcuta nació su epopeya de caridad. Allí acompañamos a Juan Pablo II. Recuerdo también cuando el papa le regaló la casa Dono di Maria en el Vaticano para ayudar a los más necesitados. Cuando fue el papa a inaugurar la casa, yo estaba al lado de la Madre Teresa. Ella me dio sus medallitas de la Virgen Milagrosa y me dijo que las diera a quien quisiera. Me fui con ella a rezar a la capilla. Recuerdo también cuando la entrevisté para TVE Española. En ese entonces no era la Madre Teresa del premio Nobel de la Paz pero sí era conocida. El cámara hizo planos muy cortos, le pregunté por qué y me respondió, “no sé quien es esta monja pero no podía separar la cámara de los ojos”. Me dijo también “si no quieres ponerle voz a la entrevista, no es necesario, deja que sus ojos hablen”. Son muchas anécdotas… El verano antes de morirse, ya estaba muy enferma, le preguntaron qué iba a decirle a San Pedro cuando llegara al cielo, a lo que respondió entre bromas “me va a echar una bronca porque le he llenado el cielo de pobres”.

Hablando por orden de los pontificados afirma que de Pablo VI recuerda “Muy poco porque estaba ya muy enfermo cuando entré a cubrir la información de la Santa Sede. Recuerdo especialmente su muerte y el cónclave que fue después de 15 años. Informar sobre esto fue para mí un gran un reto. Recuerdo que antes del cónclave debía conseguir cardenales y era bien difícil entrevistarles. Teníamos una sección de pre cónclave en el telediario de las nueve. Todos los días llevaba un cardenal para hacer la entrevista en directo y los llevaba a la Rai. Entre ellos había un cardenal africano. A él le pregunté la posibilidad de que fuera elegido un papa negro y me respondió señalando hacia arriba “deja que responda la otra paloma” refiriéndose al Espíritu Santo.

De Juan Pablo I “Lo recuerdo cuando vino a ver a quienes habíamos cubierto el cónclave. Era un gran párroco, muy cordial y dulce. Nos dijo que había leído las crónicas después de haber sido elegido papa y que no habíamos adivinado casi nada de lo que contábamos que había ocurrido en el cónclave. Nos decía “no inventéis, contad lo sólo lo que veis”. También nos dijo: “sois tan importantes que si hoy viviera San Pablo sería periodista y procuraría entrar en un informativo por la fuerza que tenéis”.

Si de Juan Pablo II recuerda su “sensibilidad y ese conectar con los jóvenes”, del actual papa comenta que “se le va descubriendo día a día. Es de una inteligencia, de una claridad, de una humildad, afabilidad y de una cercanía que yo no me lo hubiera imaginado”.


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