El grupo Calabuig continúa con su operación de greenwashing para poder construir en la zona de la Colomera

El jueves pasado, las personas usuarias de la playa nudista de Platgetes de Bellver se vieron sorprendidas cuando, a media mañana, apareció un grupo de gente con unos banderines muy grandes. Eran de la fundación Azul Marino, con la misma sede que la empresa Costa Bellver, de la familia Calabuig, y de la fundación Oceanogràfic, dirigida por Celia Calabuig.
 
Así, ambas fundaciones tienen un evidente vínculo con la familia que pretende continuar enriqueciéndose a base de edificar esta zona de la costa de Oropesa. De hecho, la propia empresa reconoce abiertamente que su intención es que junto al centro de interpretación se construyan más de cincuenta viviendas y un hotel. Con la ayuda de estas fundaciones, lo que se pretende no es otra cosa que lavarle la cara al que no es más que el mismo proyecto de siempre, que consiste en seguir llenando la costa de hormigón y en sacar de ello un rendimiento económico.
 
Mediante las fundaciones se intenta conectar con la cada vez mayor conciencia ambiental de la población y con la sensibilidad que se va desarrollando hacia la fauna autóctona. En este caso se utiliza como cebo la tortuga boba, supuesta beneficiaria del centro de interpretación marino del Mediterráneo. Ayer, después de colocar las banderas, se procedió, en una escena digna de Berlanga, a soltar un ejemplar de tortuga boba que llevaba más de un año en cautividad con la presencia de algunas representantes del gobierno local. Incluso se han atrevido a bautizar a la tortuga con el nombre de Colomera, en honor a la torre vigía que data del siglo XVI, de cuando los piratas venían del mar, y que ahora quieren rodear de edificios de lujo.  
 
Todo esto ocurre en un momento en que está a punto de empezar la vista oral de un juicio que se está llevando contra la familia Calabuig por la compra-venta de los terrenos donde se pretende llevar a cabo estos proyectos y que, en caso de ser condenatoria, podría acabar con la expropiación de los mismos por parte del Estado.
 
Desde la plataforma Salvem la Renegà pensamos que esta operación no es más que un nuevo acto propagandístico de la empresa Costa Bellver, un nuevo capítulo de su operación de greenwhasing para poder obtener las licencias de construcción del hotel, los apartamentos, y el centro de interpretación y acallar con esa jugada la fuerte oposición que saben que presentará ese proyecto entre la ciudadanía, que quiere seguir disfrutando de uno de los últimos tramos de litoral virgen en nuestras comarcas.