Conoce la tradición de la joyería a lo largo de los siglos
Las joyas han estado presentes en la mayoría de las culturas a lo largo de la historia de la humanidad para lucir su belleza, con un contenido religioso, como símbolos de pertenencia a una clase social, un pueblo o un colectivo, como una muestra del poder económico o político de su portador o sencillamente para embellecer objetos de uso cotidiano. En nuestros días podemos encontrar joyas y relojes online a excelentes precios para adornarnos y lucir este verano.
Tradicionalmente las joyas obtienen su valor intrínseco de los materiales preciosos de los que están hechas, por ejemplo metales como el oro o la plata, o gemas como los diamantes, rubís, perlas o zafiros. Como valor añadido, desde finales del siglo XIX, la introducción del componente artístico en sus diseños aportó, si cabe, un mayor prestigio y calidad a las joyas que se elaboraron a partir de entonces.
Desde la Prehistoria se tiene constancia de que el ser humano elaboraba cuentas perforadas de conchas de caracol marino o de cáscara de huevo de avestruz. También se han descubierto vestigios de collares y brazaletes creados por hombres de Cromagnon con hueso, dientes y piedras, así como broches para la ropa tallados en hueso.
De esos materiales primigenios se pasó al uso del nácar y colmillo de mamut tallado, para evolucionar con el paso de los siglos a las primeras joyas realizadas con cobre, datadas hace 7.000 años
Civilizaciones como Egipto y Mesopotamia manufacturaron el oro por su valor y escasez, en el que engarzaban vidrios coloreados y piedras preciosas. En Egipto ese gusto por las joyas y su simbolismo, basándose en los colores que representaban distintos significados, llevó incluso a que se importaran materiales como la plata o el lapislázuli, que no existían dentro de las fronteras de su territorio.
En la cultura Mesopotámica, en ciudades como Sumeria y Acad, el oficio de joyero alcanzó gran importancia, creándose un estilo propio en el que se engarzaban grandes cantidades de piedras preciosas sobre finas láminas de metal, creando formas de espirales, hojas y racimos de uvas.
En la antigua Grecia las joyas eran un elemento de ostentación que se utilizaban en celebraciones especiales para demostrar riqueza y estatus, además de regalarse a las mujeres para exaltar su belleza. También tenían un carácter protector, empleándose por sus usuarios como amuletos contra el mal de ojo.
Ese mismo uso, el de amuleto contra maldiciones, se le aplicaba a la joyería en la antigua Roma. Mientras que las mujeres empleaban una amplia variedad de diseños para adornarse –colgantes, anillos, pulseras, brazaletes-, en los hombres las joyas más comunes fueron los anillos, que se personalizaban con el nombre de su propietario y se convirtieron en un emblema identificador, creándose la tradición de sellar documentos con cera imprimiendo el relieve del anillo como sello, una costumbre que trascendió en el tiempo para perdurar hasta la Edad Media en toda Europa.
Con los descubrimientos de nuevas tierras en el siglo XVII llegaron nuevos materiales, que rápidamente se incorporaron a la joyería, aportándole exotismo y variedad con la introducción de gran cantidad de piedras preciosas.
Las joyas han permanecido hasta nuestros días como un símbolo de estatus, como las coronas en las que reside la representación del poder de las monarquías, el anillo que recibe el Papa de la iglesia católica como símbolo de su poder universal, o incluso los anillos y medallas que reciben los deportistas al alcanzar algún importante triunfo.
Las joyas han estado presentes en la mayoría de las culturas a lo largo de la historia de la humanidad para lucir su belleza, con un contenido religioso, como símbolos de pertenencia a una clase social, un pueblo o un colectivo, como una muestra del poder económico o político de su portador o sencillamente para embellecer objetos de uso cotidiano. En nuestros días podemos encontrar joyas y relojes online a excelentes precios para adornarnos y lucir este verano.
Tradicionalmente las joyas obtienen su valor intrínseco de los materiales preciosos de los que están hechas, por ejemplo metales como el oro o la plata, o gemas como los diamantes, rubís, perlas o zafiros. Como valor añadido, desde finales del siglo XIX, la introducción del componente artístico en sus diseños aportó, si cabe, un mayor prestigio y calidad a las joyas que se elaboraron a partir de entonces.
Desde la Prehistoria se tiene constancia de que el ser humano elaboraba cuentas perforadas de conchas de caracol marino o de cáscara de huevo de avestruz. También se han descubierto vestigios de collares y brazaletes creados por hombres de Cromagnon con hueso, dientes y piedras, así como broches para la ropa tallados en hueso.
De esos materiales primigenios se pasó al uso del nácar y colmillo de mamut tallado, para evolucionar con el paso de los siglos a las primeras joyas realizadas con cobre, datadas hace 7.000 años
Civilizaciones como Egipto y Mesopotamia manufacturaron el oro por su valor y escasez, en el que engarzaban vidrios coloreados y piedras preciosas. En Egipto ese gusto por las joyas y su simbolismo, basándose en los colores que representaban distintos significados, llevó incluso a que se importaran materiales como la plata o el lapislázuli, que no existían dentro de las fronteras de su territorio.
En la cultura Mesopotámica, en ciudades como Sumeria y Acad, el oficio de joyero alcanzó gran importancia, creándose un estilo propio en el que se engarzaban grandes cantidades de piedras preciosas sobre finas láminas de metal, creando formas de espirales, hojas y racimos de uvas.
En la antigua Grecia las joyas eran un elemento de ostentación que se utilizaban en celebraciones especiales para demostrar riqueza y estatus, además de regalarse a las mujeres para exaltar su belleza. También tenían un carácter protector, empleándose por sus usuarios como amuletos contra el mal de ojo.
Ese mismo uso, el de amuleto contra maldiciones, se le aplicaba a la joyería en la antigua Roma. Mientras que las mujeres empleaban una amplia variedad de diseños para adornarse –colgantes, anillos, pulseras, brazaletes-, en los hombres las joyas más comunes fueron los anillos, que se personalizaban con el nombre de su propietario y se convirtieron en un emblema identificador, creándose la tradición de sellar documentos con cera imprimiendo el relieve del anillo como sello, una costumbre que trascendió en el tiempo para perdurar hasta la Edad Media en toda Europa.
Con los descubrimientos de nuevas tierras en el siglo XVII llegaron nuevos materiales, que rápidamente se incorporaron a la joyería, aportándole exotismo y variedad con la introducción de gran cantidad de piedras preciosas.
Las joyas han permanecido hasta nuestros días como un símbolo de estatus, como las coronas en las que reside la representación del poder de las monarquías, el anillo que recibe el Papa de la iglesia católica como símbolo de su poder universal, o incluso los anillos y medallas que reciben los deportistas al alcanzar algún importante triunfo.

















