¿Cómo poner un título a un libro?
El título de un libro es su carta de presentación a los potenciales lectores. La palabra o palabras que emplearemos para hacerlo deben resumir su contenido, tener sonoridad y ser lo bastante impactante como para llamar la atención o intrigar. Quizá hayas escrito la nueva gran novela de las letras hispanas en el siglo XXI, con una calidad equiparable a García Márquez, Isabel Allende, Delibes, Pérez Reverte o Ruiz Zafón, pero si entierras esa magna obra bajo el título “Aproximación filosófica a la extracción manual de sebo en el poniente ibérico” es más que posible que pase inadvertida y sin pena ni gloria por el universo literario.
Para que esto no suceda, existen una serie de líneas a seguir para que el título de tu último libro atraiga a los lectores y que tu obra tenga el reconocimiento que merece. Atendiendo a unas sencillas normas básicas a la hora de elegir el título de un libro podremos lograrlo.
Dicho esto, diremos lo contrario. Un título por sí mismo no salvará a nuestra obra de ser un desperdicio de celulosa si el contenido no tiene calidad. Aunque el título del libro es lo primero que leerá un potencial lector, hay muchos libros que se han sobrepuesto a horribles títulos e incluso otros que con el paso del tiempo, o con su adaptación a otros formatos como la televisión o el cine, han sido rebautizados. En este caso tenemos el ejemplo más a mano en “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Phillip K. Dick, que para muchos no será reconocible, pero si les suena la campanita al escuchar “Blade Runner” que fue el título de la mítica adaptación cinematográfica de Ridley Scott, al extremo de que el libro ha sido reeditado en numerosas ocasiones adoptando el título de la película, con el título original a modo de subtítulo. ¿Gozaría de la misma popularidad esta obra si no hubiera sido descubierta y convertida en película de culto? Es altamente probable que no.
Para contar con el mejor título posible para nuestro libro tenemos que sintetizar todo el contenido en unas pocas palabras, escogiendo palabras, escenarios y personajes de la trama que identifiquen el conjunto. Con esa idea en la mente, necesitaremos darle vueltas a esas palabras para encontrar la clave del libro, consiguiendo un título lo suficientemente evocador para que no de una pista sutil sobre el contenido del libro.
Los consejos habituales de los expertos en el tema son muy similares: que el título no sea demasiado largo, que no nos cerremos de mente a la hora de elegir el título (si, ya sé que siempre soñaste con publicar una novela titulada Siberia, pero si la acción sucede en Móstoles va a ser un poco confuso para los lectores), que no nos salgamos de la temática y el ambiente de la obra.
A riesgo de parecer demasiado prosaico, sobre todo en un tema tan rodeado de misticismo como es la creación literaria, no debemos olvidar la perspectiva comercial de nuestra obra, de manera que el título sea el mejor eslogan de la futura campaña para promocionarlo. Ya lo sé, es literatura, pero también es marketing, a menos que quieras seguir trabajando en Amazon toda tu vida.
El título de un libro es su carta de presentación a los potenciales lectores. La palabra o palabras que emplearemos para hacerlo deben resumir su contenido, tener sonoridad y ser lo bastante impactante como para llamar la atención o intrigar. Quizá hayas escrito la nueva gran novela de las letras hispanas en el siglo XXI, con una calidad equiparable a García Márquez, Isabel Allende, Delibes, Pérez Reverte o Ruiz Zafón, pero si entierras esa magna obra bajo el título “Aproximación filosófica a la extracción manual de sebo en el poniente ibérico” es más que posible que pase inadvertida y sin pena ni gloria por el universo literario.
Para que esto no suceda, existen una serie de líneas a seguir para que el título de tu último libro atraiga a los lectores y que tu obra tenga el reconocimiento que merece. Atendiendo a unas sencillas normas básicas a la hora de elegir el título de un libro podremos lograrlo.
Dicho esto, diremos lo contrario. Un título por sí mismo no salvará a nuestra obra de ser un desperdicio de celulosa si el contenido no tiene calidad. Aunque el título del libro es lo primero que leerá un potencial lector, hay muchos libros que se han sobrepuesto a horribles títulos e incluso otros que con el paso del tiempo, o con su adaptación a otros formatos como la televisión o el cine, han sido rebautizados. En este caso tenemos el ejemplo más a mano en “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Phillip K. Dick, que para muchos no será reconocible, pero si les suena la campanita al escuchar “Blade Runner” que fue el título de la mítica adaptación cinematográfica de Ridley Scott, al extremo de que el libro ha sido reeditado en numerosas ocasiones adoptando el título de la película, con el título original a modo de subtítulo. ¿Gozaría de la misma popularidad esta obra si no hubiera sido descubierta y convertida en película de culto? Es altamente probable que no.
Para contar con el mejor título posible para nuestro libro tenemos que sintetizar todo el contenido en unas pocas palabras, escogiendo palabras, escenarios y personajes de la trama que identifiquen el conjunto. Con esa idea en la mente, necesitaremos darle vueltas a esas palabras para encontrar la clave del libro, consiguiendo un título lo suficientemente evocador para que no de una pista sutil sobre el contenido del libro.
Los consejos habituales de los expertos en el tema son muy similares: que el título no sea demasiado largo, que no nos cerremos de mente a la hora de elegir el título (si, ya sé que siempre soñaste con publicar una novela titulada Siberia, pero si la acción sucede en Móstoles va a ser un poco confuso para los lectores), que no nos salgamos de la temática y el ambiente de la obra.
A riesgo de parecer demasiado prosaico, sobre todo en un tema tan rodeado de misticismo como es la creación literaria, no debemos olvidar la perspectiva comercial de nuestra obra, de manera que el título sea el mejor eslogan de la futura campaña para promocionarlo. Ya lo sé, es literatura, pero también es marketing, a menos que quieras seguir trabajando en Amazon toda tu vida.