Crecen las consultas psicológicas a causa de la pandemia de COVID-19
En España la pandemia de COVID-19 ha representado un impacto en la salud de la ciudadanía de enorme importancia, con millones de afectados y una alarmante cifra de fallecidos. Pero además de esos efectos directos en la salud física se está generando una ola silenciosa de afectados por desórdenes emocionales y problemáticas psicológicas derivadas de la situación de alerta sanitaria que estamos atravesando y que amenaza con impactar de manera sustancial en la salud mental de los españoles.
No en vano las consultas psicológicas se han incrementado de manera alarmante y las cifras no invitan al optimismo a medida que la situación de alarma por la COVID-19 se prolonga en el tiempo. Según se desprende del estudio “Las consecuencias psicológicas de la COVID-19 y el confinamiento”, que ha sido elaborado por diferentes universidades, señala que cerca de un 10% de la población española padece efectos emocionales negativos moderados o graves y que más de 21 millones de habitantes del país sienten algún tipo de malestar psicológico. Esta es una situación que no debe ser tomada a la ligera y que debe ser atendida por profesionales cualificados. Buscar un psicologo en atocha puede contribuir a controlar esos trastornos emocionales antes de que representen un problema serio que incida negativamente en nuestro día a día, impidiéndonos ser personas productivas y felices.
Los problemas que más se están viendo incrementados entre la población son la irritación, el enfado, la ansiedad, los problemas del sueño, el estrés, los sentimientos depresivos y la tensión. Estos trastornos se ha identificado que afectan en mayor medida a las mujeres frente a los hombres y más a los jóvenes que a las personas más mayores. En el ámbito laboral, los trabajadores también se están viendo sometidos a circunstancias inéditas hasta la fecha, lo que ha repercutido negativamente en su salud emocional, tal como se desprende del estudio “Impacto psicológico de la COVID-19 en la salud de los trabajadores”, citado por el Consejo General de la Psicología de España.
En este estudio se concluye que casi la mitad de los trabajadores en España presentan síntomas de ansiedad y se siente poco feliz o incluso deprimido. Más alarmantes son las cifras de los que sufren alguna alteración del sueño (84,7%) y los que padecen nerviosismo, irritabilidad y tensión (86,2%). Casi un 70% del total precisaría de una valoración detallada a cargo de un profesional de la psicología para tratar posibles síntomas de ansiedad y depresión en este segmento de la población en la consulta de un psicologo delicias o a través de consultas online.
Tal como señala el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, durante el primer año de pandemia de coronavirus las consultas psicológicas en España se incrementaron en alrededor de un 30 por ciento. Los datos han sido causa de alarma entre las autoridades sanitarias, llegando incluso a que la Organización Mundial de Salud considere que para el año 2030 la salud mental pueda llegar a ser el primer problema de salud pública del mundo.
En España la pandemia de COVID-19 ha representado un impacto en la salud de la ciudadanía de enorme importancia, con millones de afectados y una alarmante cifra de fallecidos. Pero además de esos efectos directos en la salud física se está generando una ola silenciosa de afectados por desórdenes emocionales y problemáticas psicológicas derivadas de la situación de alerta sanitaria que estamos atravesando y que amenaza con impactar de manera sustancial en la salud mental de los españoles.
No en vano las consultas psicológicas se han incrementado de manera alarmante y las cifras no invitan al optimismo a medida que la situación de alarma por la COVID-19 se prolonga en el tiempo. Según se desprende del estudio “Las consecuencias psicológicas de la COVID-19 y el confinamiento”, que ha sido elaborado por diferentes universidades, señala que cerca de un 10% de la población española padece efectos emocionales negativos moderados o graves y que más de 21 millones de habitantes del país sienten algún tipo de malestar psicológico. Esta es una situación que no debe ser tomada a la ligera y que debe ser atendida por profesionales cualificados. Buscar un psicologo en atocha puede contribuir a controlar esos trastornos emocionales antes de que representen un problema serio que incida negativamente en nuestro día a día, impidiéndonos ser personas productivas y felices.
Los problemas que más se están viendo incrementados entre la población son la irritación, el enfado, la ansiedad, los problemas del sueño, el estrés, los sentimientos depresivos y la tensión. Estos trastornos se ha identificado que afectan en mayor medida a las mujeres frente a los hombres y más a los jóvenes que a las personas más mayores. En el ámbito laboral, los trabajadores también se están viendo sometidos a circunstancias inéditas hasta la fecha, lo que ha repercutido negativamente en su salud emocional, tal como se desprende del estudio “Impacto psicológico de la COVID-19 en la salud de los trabajadores”, citado por el Consejo General de la Psicología de España.
En este estudio se concluye que casi la mitad de los trabajadores en España presentan síntomas de ansiedad y se siente poco feliz o incluso deprimido. Más alarmantes son las cifras de los que sufren alguna alteración del sueño (84,7%) y los que padecen nerviosismo, irritabilidad y tensión (86,2%). Casi un 70% del total precisaría de una valoración detallada a cargo de un profesional de la psicología para tratar posibles síntomas de ansiedad y depresión en este segmento de la población en la consulta de un psicologo delicias o a través de consultas online.
Tal como señala el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, durante el primer año de pandemia de coronavirus las consultas psicológicas en España se incrementaron en alrededor de un 30 por ciento. Los datos han sido causa de alarma entre las autoridades sanitarias, llegando incluso a que la Organización Mundial de Salud considere que para el año 2030 la salud mental pueda llegar a ser el primer problema de salud pública del mundo.