Del Lunes, 22 de Septiembre de 2025 al Domingo, 12 de Octubre de 2025
Alcalà-Alcossebre honra la memoria de Tomas El Masiano dedicándole un tramo del paseo marítimo
![[Img #84116]](http://el7set.es/upload/images/11_2021/5944_img_0812.jpg)
La mar se asomó una mañana, sin apenas atreverse a romper sus olas implacables contra las rocas de la orilla, pero no pudo encontrar a Masiano devolviéndole la mirada con sus ojos llenos de ella, de vida, de vivencias y recuerdos. Tomás se marchó, a navegar otras aguas, a mirar otros cielos, a leer otros vientos, a surcar otros mares, pero dejando tras de sí, como las buenas barcas, una estela imborrable.
Tomás Vallés, El Masiano, vivió en la mar, trabajando en su barca, enfrentándose a la incertidumbre eterna de los que tienen la tienen como su modo de subsistencia. Un trabajo que se rige por las reglas estrictas pero sencillas de la mar, que muchas veces da, pero que tantas veces quita, que sacude las barcas, como queriendo arrojarlas de su seno, pero que llama a los hombres a que naveguen sus aguas, que pierdan y ganen sus vidas en ellas, añorándolas, como a una amante que nunca se olvida, cuando ya no puede volver a navegar nunca más.
![[Img #84112]](http://el7set.es/upload/images/11_2021/4513_whatsapp-image-2021-11-28-at-1126.jpg)
El domingo 28 de noviembre uno de los vecinos más conocidos de Alcossebre, Tomás Vallés El Masiano, recibió el reconocimiento y el cariño de todo un pueblo, que le dedicaba con afecto el tramo de paseo marítimo que va desde la Plaza Vista Alegre hasta el cuartel de la Guardia Civil y que a partir de ahora llevará su nombre. Frente al mar que tantas veces navegó con su barca y en el rincón en el que en sus últimos años de vida pasó tanto tiempo mirando a la mar, leyendo como solo un marinero de casta puede lo que las olas esconden, allí donde el cielo y el agua se confunden, quizá conversando con la mar o con sus recuerdos.
El homenaje reunió a una multitud de vecinos de Alcalà-Alcossebre y a muchos otros venidos de localidades vecinas, que conocieron a Masiano, que disfrutaron de su amistad y de la sencillez que lo caracterizó siempre.
Tras desvelar una placa conmemorativa, en la que se puede ver la imagen de Masiano en ese mismo paseo marítimo, mirando al mar en el hermoso marco de la costa de Alcossebre, en nombre de su familia, su hijo Tomás agradeció el cariño que le demostró todo el pueblo tras el fallecimiento de su padre, así como al Ayuntamiento y a su alcalde, por haber brindado este reconocimiento a su memoria en un lugar, el paseo marítimo, en el que pasó tanto tiempo sentado mirando la mar con nostalgia y recordando los tiempos pasados. Del mismo modo, destacó el orgullo que siente toda la familia, para la que fue un gran padre, hermano, abuelo y tío. No faltó el recuerdo a otras dos figuras entrañables de la familia, el abuelo Masiano y la abuela Isabel, a los que definió como “pilares de la familia y de la historia de Alcossebre, que siempre estará en nuestros recuerdos y en nuestros corazones”.
Por su parte, el alcalde, Francisco Juan Mars, agradeció a la familia su participación y disposición para celebrar este homenaje. El primer edil definió a Tomás Vallés como un hombre que dejaba huella y que pervive en el recuerdo de todos los que lo conocieron, gracias a su simpatía, al que todos recuerdan vendiendo pescado en la playa del Carregador, como torero en los ruedos, caminando descalzo por Alcossebre, un hombre emblemático, de una gran familia marinera. Masiano se convirtió en más que un símbolo de aquel Alcossebre de antaño, de los carros bajando desde Alcalà por San Jaime, de la Maya como centro social de la pequeña comunidad, de los bailes en el Montemar. Francisco Juan aseguró en su intervención que “si hoy somos lo que somos, es gracias a familias como la de Masiano”. Una sociedad que vive “sin perder de vista la mar, reflejada en los ojos y en la piel curtida de Masiano”. En la placa que lo recuerda se puede leer una hermosa frase, “Masiano, la mar t’anyore i el poble te recorda”.
![[Img #84113]](http://el7set.es/upload/images/11_2021/7228_img_0835.jpg)
Quienes tuvieron el privilegio de la amistad de Tomás El Masiano atesorarán sin duda con mucho cariño su figura imponente, la mirada clara y sincera, su apretón de manos como una tenaza de acero forjada de jornadas tirando de las redes, de trabajo honrado, de sacrificio y tesón. Como decía muy acertadamente su hijo Matías, un hombre único e irrepetible.
Su vida daría para cincuenta, cien vidas de cualquier otro hombre. Sacó adelante a su familia luchando sin descanso con la mar a la que amaba tanto para arrancarle sus frutos, pero tuvo tiempo de vestirse de luces y llegar a torear seis tardes en la plaza de toros de Castellón, de correr en bicicleta durmiendo en los pajares, de participar en el rodaje de la película El Cid en Peñíscola y sorprender a todos con su extraordinario parecido con Charlton Heston. El Masiano era Alcossebre y Alcossebre era El Masiano. Ahora su memoria y la del pueblo de pescadores en el que nació vivirán para siempre en el recuerdo de las generaciones próximas y en el corazón de los que lo conocieron.
La mar se asomó una mañana, sin apenas atreverse a romper sus olas implacables contra las rocas de la orilla, pero no pudo encontrar a Masiano devolviéndole la mirada con sus ojos llenos de ella, de vida, de vivencias y recuerdos. Tomás se marchó, a navegar otras aguas, a mirar otros cielos, a leer otros vientos, a surcar otros mares, pero dejando tras de sí, como las buenas barcas, una estela imborrable.
Tomás Vallés, El Masiano, vivió en la mar, trabajando en su barca, enfrentándose a la incertidumbre eterna de los que tienen la tienen como su modo de subsistencia. Un trabajo que se rige por las reglas estrictas pero sencillas de la mar, que muchas veces da, pero que tantas veces quita, que sacude las barcas, como queriendo arrojarlas de su seno, pero que llama a los hombres a que naveguen sus aguas, que pierdan y ganen sus vidas en ellas, añorándolas, como a una amante que nunca se olvida, cuando ya no puede volver a navegar nunca más.
El domingo 28 de noviembre uno de los vecinos más conocidos de Alcossebre, Tomás Vallés El Masiano, recibió el reconocimiento y el cariño de todo un pueblo, que le dedicaba con afecto el tramo de paseo marítimo que va desde la Plaza Vista Alegre hasta el cuartel de la Guardia Civil y que a partir de ahora llevará su nombre. Frente al mar que tantas veces navegó con su barca y en el rincón en el que en sus últimos años de vida pasó tanto tiempo mirando a la mar, leyendo como solo un marinero de casta puede lo que las olas esconden, allí donde el cielo y el agua se confunden, quizá conversando con la mar o con sus recuerdos.
El homenaje reunió a una multitud de vecinos de Alcalà-Alcossebre y a muchos otros venidos de localidades vecinas, que conocieron a Masiano, que disfrutaron de su amistad y de la sencillez que lo caracterizó siempre.
Tras desvelar una placa conmemorativa, en la que se puede ver la imagen de Masiano en ese mismo paseo marítimo, mirando al mar en el hermoso marco de la costa de Alcossebre, en nombre de su familia, su hijo Tomás agradeció el cariño que le demostró todo el pueblo tras el fallecimiento de su padre, así como al Ayuntamiento y a su alcalde, por haber brindado este reconocimiento a su memoria en un lugar, el paseo marítimo, en el que pasó tanto tiempo sentado mirando la mar con nostalgia y recordando los tiempos pasados. Del mismo modo, destacó el orgullo que siente toda la familia, para la que fue un gran padre, hermano, abuelo y tío. No faltó el recuerdo a otras dos figuras entrañables de la familia, el abuelo Masiano y la abuela Isabel, a los que definió como “pilares de la familia y de la historia de Alcossebre, que siempre estará en nuestros recuerdos y en nuestros corazones”.
Por su parte, el alcalde, Francisco Juan Mars, agradeció a la familia su participación y disposición para celebrar este homenaje. El primer edil definió a Tomás Vallés como un hombre que dejaba huella y que pervive en el recuerdo de todos los que lo conocieron, gracias a su simpatía, al que todos recuerdan vendiendo pescado en la playa del Carregador, como torero en los ruedos, caminando descalzo por Alcossebre, un hombre emblemático, de una gran familia marinera. Masiano se convirtió en más que un símbolo de aquel Alcossebre de antaño, de los carros bajando desde Alcalà por San Jaime, de la Maya como centro social de la pequeña comunidad, de los bailes en el Montemar. Francisco Juan aseguró en su intervención que “si hoy somos lo que somos, es gracias a familias como la de Masiano”. Una sociedad que vive “sin perder de vista la mar, reflejada en los ojos y en la piel curtida de Masiano”. En la placa que lo recuerda se puede leer una hermosa frase, “Masiano, la mar t’anyore i el poble te recorda”.
Quienes tuvieron el privilegio de la amistad de Tomás El Masiano atesorarán sin duda con mucho cariño su figura imponente, la mirada clara y sincera, su apretón de manos como una tenaza de acero forjada de jornadas tirando de las redes, de trabajo honrado, de sacrificio y tesón. Como decía muy acertadamente su hijo Matías, un hombre único e irrepetible.
Su vida daría para cincuenta, cien vidas de cualquier otro hombre. Sacó adelante a su familia luchando sin descanso con la mar a la que amaba tanto para arrancarle sus frutos, pero tuvo tiempo de vestirse de luces y llegar a torear seis tardes en la plaza de toros de Castellón, de correr en bicicleta durmiendo en los pajares, de participar en el rodaje de la película El Cid en Peñíscola y sorprender a todos con su extraordinario parecido con Charlton Heston. El Masiano era Alcossebre y Alcossebre era El Masiano. Ahora su memoria y la del pueblo de pescadores en el que nació vivirán para siempre en el recuerdo de las generaciones próximas y en el corazón de los que lo conocieron.