Cristina Laborda plantea con “Efímera” una reivindicación del papel de la mujer rural durante los últimos siglos
La obra establece un paralelismo entre la pandemia de La Cucaracha de 1918 y el Covid 19 y como lo vivieron las diferentes generaciones
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La escritora torreblanquina, Cristina Laborda Martínez, presentó este viernes 18 de noviembre su novela titulada “Efímera”, en un acto que tuvo como escenario la biblioteca municipal de Torreblanca y en el que la autora estuvo acompañada por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Torreblanca, Rubén de la Cruz, y el editor de La pajarita roja, Carlos Tosca Marín.
El concejal de Cultura agradeció la presencia del público que llenaba el salón de actos, destacando que se trataba de un evento familiar, en el que todos los asistentes se conocían. Del mismo modo señaló que de las muchas presentaciones de libros que se han llevado a cabo recientemente en la localidad, la de Cristina resultaba muy especial, por tratarse de una vecina de Torreblanca que coincidió con su madre en la escuela, y que, como ella, comparten una tendencia ideológica progresista, al tiempo que resaltó que el libro publicado por La Pajarita Roja es uno de los más importantes de su carrera literaria.
Por su parte, el editor de La Pajarita Roja, Carlos Tosca, manifestó su satisfacción al ver tanta gente reunirse alrededor de la cultura y de los libros. Sobre la obra de Cristina Laborda, señaló que como editores se sentían muy orgullosos de este libro, por tocar el tema de superficie de la pandemia, siendo el primer libro que la editorial publica sobre ese tema, “lo toca directamente y lo toca con una gran calidad, relacionándolo, y ahí está el núcleo del libro, con la pandemia que se vivió en 1918”. En ese sentido, la comparación es útil, según Carlos Tosca, para comparar y ver las cosas en su medida real. “La pandemia nadie la ha puesto en comparación con nada, Cristina sí. Cristina tuvo el acierto, la visión, estuvo en el sitio, tuvo la suerte, pero también la memoria y el querer rescatar esa memoria que viene de sus antepasados y que recorre la historia de su familia, pero también del pueblo, de Torreblanca, y de la humanidad, de las personas. Aquello que se vivió en gran parte de Europa, en América, y el Covid ahora también se ha vivido en esos sitios y ella ha tenido el saber hacer de ponerlo en relación”.
Carlos Tosca explicó que, si bien en la superficie es el Covid, por debajo hay muchos otros temas, fundamentalmente la mujer, “no tanto del feminismo, como sobre la mujer, la visión de las mujeres, y la visión también habla de los hombres, pero desde el punto de vista de las mujeres, que es la cosa que a mí, como hombre, más me interesa. Porque los hombres vistos desde el punto de vista de los hombres, las estanterías de las bibliotecas están repletas, pero la visión de las mujeres de lo que hacemos los hombres es muy interesante”. A su vez, en la narración subyace un discurso político, que al no etiquetar el libro ni como novela ni como ensayo, no requiere de etiquetas, lo que considera que “es un piropo”.
En su intervención, la escritora Cristina Laborda, agradeció al Ayuntamiento de Torreblanca el apoyo a su presentación y a todas las iniciativas culturales que se desarrollan en el municipio. Del mismo modo agradeció a Carlos Tosca, editor de la obra, el apoyo brindado y al público asistente por su acogida.
La autora de “Efímera” explicó que, pese a formar parte de una conocida familia local, pocas personas conocían su faceta como escritora. Una faceta que comenzó como ávida lectora de tebeos, para luego dar el salto a las novelas, una afición que se fomentó durante el tiempo en que tuvo la posibilidad de trabajar en la libraría de Paquita Tena. Ese sería el lugar en el que la escritora reconoce que se enamoró de los libros y con 17 años comenzó a hacer sus pinitos en la escritura. Junto a sus amigas, “que estaban todas enamoradas”, se reunía para leer poesías que ellas mismas escribían y de ahí pasó a la novela y de esta al cuento. Sin embargo, toda su producción literaria encontraba el mismo fin, guardada en un cajón lejos de los ojos de los lectores, “muy pocas personas han leído lo que yo he escrito, Rosa, que era mi conejillo de indias. Durante 40 años lo guardé y agradezco a las personas que me dijeron que no lo hacía mal, que me animaron a seguir”. En el año 2000 comenzó a animarme y a enviar algunos de sus relatos a concursos, siendo premiados y publicados siete de ellos, que aparecieron en libros recopilatorios. No fue hasta 2016 que volvió a abrir el cajón con sus obras y encontró un manuscrito que hablaba sobre el Barreig de Torreblanca, revisándolo y escribiéndolo en valenciano, un proceso que define como “complicadísima” pero que tras darle un toque juvenil se convirtió en “Lluis, Enric i 600 anys pel mig”, publicado en 2017.
En 2019 el cajón volvió a abrirse y vio la luz un escrito sin título, situado en el Castelló de la posguerra y sus mujeres. Finalmente lo bautizó como “Hablarán de ti”, una frase con connotaciones de maldición que muchas mujeres escuchaban durante la posguerra y la dictadura cuando querían emprender algún proyecto, para cortar de raíz cualquier iniciativa. Este libro se encuentra en fase de revisión y está previsto que se publique en unos meses.
Con “Efímera” Cristina rompía su rutina de almacenar sus obras en el cajón. Escrita en el año 2020, la distribuyó entre su red de críticos y criticas, que le dieron el ok para que en 2021 llegara a manos de Carlos Tosca de la editorial La Pajarita Roja, y en 2022 se publicaba y presentaba.
Como explica la autora, “Efímera” se comenzó a escribir en abril de 2020, cuando llevábamos tres meses confinados por el estado de alarma. Para matar el tiempo decidió ordenar un viajo álbum de fotos y en ellos apareció una de su bisabuela Pepa, de la que recordó que siempre le estaba hablando de la epidemia de La Cucaracha, lo que le llevó a pensar que la historia se repite después de varias generaciones. Eso la condujo a querer saber más sobre aquella epidemia, conocida como La Gripe Española. En internet encontró miles de historias, muchos datos e incluso historias de Torreblanca y Castellón, lo que le hizo pensar que de allí podía salir una gran novela.
Y todo nació del recuerdo de aquellas historias de la bisabuela Pepa. “fue ver la foto de mi bisabuela Pepa y Pepa se quedó ahí. Durante dos días me fueron viniendo y fui recordando muchas de las historias que ella siempre me contaba, porque la relación de mi bisabuela Pepa conmigo fue muy peculiar. Cuando yo nací en 1962, ella tenía 85 años y se murió a los 100, los últimos 15 años de su vida fue itinerante, cada mes lo pasaba en casa de una hija o de un hijo, como yo vivía con mi abuela Pepita, durante un mes vivíamos juntas y yo me convertí en su lazarillo. ¿Que se iba con unos amigos?, yo le cogía de la mano y escuchaba todo lo que aquella gente le decía, ¿que se iba a cocinar repostería a casa de fulanita?, yo allí, ¿que se iba al calvario a rezar a las animas del purgatorio?, yo allí, ¿que se iba a velar un muerto?, yo detrás. Entonces fuimos muy cómplices y recuerdo que siempre me sentaba en su falda y le decía ‘abuela, cuéntame cosas de cuando tú eras joven’ y Pepa me contaba. Era una estupenda narradoraoral, tanto mi bisabuela como su hija, mi abuela Pepita. Me contó muchas cosas que yo he olvidado, pero había unas historias tan tremendas que a mí se me grabaron y hubo un momento en el abril de 2020 en el que dije, tengo muchísima información, a ver esto como lo monto para que salga algo entendible , que yo pueda guardar los recuerdos de mi bisabuela, porque todo lo que se olvida es como si no hubiera pasado y eso es realmente muy triste y comencé a escribir”.
El libro habla sobre el mundo rural, la gente de los pueblos, gente anónima históricamente olvidada.
“Personajes que salían de la memoria de mi abuela, lo que les pasó a esas personas les podía haber pasado a cualquiera de nuestros antepasados, sirven como ejemplo de toda la gente que se fue a vendimiar o tuvieron que emigrar y no les fue nada fácil trabajar y traer cuatro perras para sobrevivir. Aunque mucha parte de la novela sean recuerdos personales, quiero que lo interpretéis como un homenaje a toda la masa del pueblo que ha tenido muchas penurias y así me lo han trasmitido personas que han leído la novela y se acuerdan de que su abuelo o su abuela”.
A caballo entre dos siglos, la historia sigue la vida de los personajes principales, intercalando capítulos que hablan del pasado y otros que hablan del presente, 1918 y 2020.
La novela también está planteada desde la perspectiva de género, visibilizando la importancia de las mujeres, de la visión de las mujeres y el trabajo importantísimo que han realizado para la sociedad, una mirada de la que carecen la mayoría de novelas. Eso no quiere decir que no haya personajes masculinos en la historia “los hombres tienen su lugar muy bien merecido, porque sin ellos la sociedad no hubiera podido avanzar y además la historia de esos hombres está en los corazones de esas mujeres que vivieron con ellos, madres, hijas, hermanas. Ellas han guardado la memoria de estos hombres y por lo tanto tenían un lugar merecido en la novela”.
Los escenarios, los lugares en los que transcurre la historia también tienen una enorme importancia en la narración, Torreblanca, Castelló, Vinaròs, Barcelona, Madrid, o incluso Francia o América, que sirven para dar una visión amplia de lo que fue la pandemia, como llegó y como se extendió. La Casa de los Guardas es un escenario especialmente querido por Cristina entre los que aparecen en su novela, “Era un lugar que me repetían mi bisabuela, mis abuelos, todos. No la he encontrado por ninguna parte, me fui a buscarla a propósito y solo encontré unas ruinas y un cartel que dice Cuartel Viejo de Torre la Sal”. Nos obstante, buscando en la hemeroteca la encontró en una página de la Guardia Civil, el plano de ubicación, de construcción, lo que costó, y pudo probar que no fue un sueño. Y tenía que salir. “Porque contaban desgracias, pero cuando contaban que de niños vivieron en la Casa de los Guardas, los ojos se les iluminaban, se volvían niños, se reían, y se contaban anécdotas unos a otros, por lo tanto tenía que salir y porque está dentro del Parque Natural del Prat de Cabanes Torreblanca, que para nosotros siempre será El Prat. Yo pongo de una manera sutil, pero contundente, la manera en la que estaba hace cien años a como está ahora. Ahora nos encontramos acequias, que no sabemos si es una acequia o un cañar, cañizos y está en su estado original y primitivo. Pero hace cien años nuestros antecesores tenían marjales con perales, membrillos, olivos, con toda clase de árboles frutales, huerta, canales limpios, animales de toda clase, y la gente vivió de esa riqueza. De hecho se dice que el hambre de posguerra de Castellón la mató el boniato de Torreblanca. Yo quería homenajear el esfuerzo de esta gente, porque hace 200 años Cavanilles dijo que aquello era un pantano que solo traía enfermedades, y la gente del pueblo se arremangó y dijo que aquello lo transformarían en un vergel. Y lo he puesto para dejar constancia de lo que vivieron nuestros antepasados, como era antes”.
En la obra también hay lugar para personajes históricos, como el Doctor José Clará, “que fue el Fernando Simón de entonces” y sobre los que plantea una sutil comparación.
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La escritora torreblanquina, Cristina Laborda Martínez, presentó este viernes 18 de noviembre su novela titulada “Efímera”, en un acto que tuvo como escenario la biblioteca municipal de Torreblanca y en el que la autora estuvo acompañada por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Torreblanca, Rubén de la Cruz, y el editor de La pajarita roja, Carlos Tosca Marín.
El concejal de Cultura agradeció la presencia del público que llenaba el salón de actos, destacando que se trataba de un evento familiar, en el que todos los asistentes se conocían. Del mismo modo señaló que de las muchas presentaciones de libros que se han llevado a cabo recientemente en la localidad, la de Cristina resultaba muy especial, por tratarse de una vecina de Torreblanca que coincidió con su madre en la escuela, y que, como ella, comparten una tendencia ideológica progresista, al tiempo que resaltó que el libro publicado por La Pajarita Roja es uno de los más importantes de su carrera literaria.
Por su parte, el editor de La Pajarita Roja, Carlos Tosca, manifestó su satisfacción al ver tanta gente reunirse alrededor de la cultura y de los libros. Sobre la obra de Cristina Laborda, señaló que como editores se sentían muy orgullosos de este libro, por tocar el tema de superficie de la pandemia, siendo el primer libro que la editorial publica sobre ese tema, “lo toca directamente y lo toca con una gran calidad, relacionándolo, y ahí está el núcleo del libro, con la pandemia que se vivió en 1918”. En ese sentido, la comparación es útil, según Carlos Tosca, para comparar y ver las cosas en su medida real. “La pandemia nadie la ha puesto en comparación con nada, Cristina sí. Cristina tuvo el acierto, la visión, estuvo en el sitio, tuvo la suerte, pero también la memoria y el querer rescatar esa memoria que viene de sus antepasados y que recorre la historia de su familia, pero también del pueblo, de Torreblanca, y de la humanidad, de las personas. Aquello que se vivió en gran parte de Europa, en América, y el Covid ahora también se ha vivido en esos sitios y ella ha tenido el saber hacer de ponerlo en relación”.
Carlos Tosca explicó que, si bien en la superficie es el Covid, por debajo hay muchos otros temas, fundamentalmente la mujer, “no tanto del feminismo, como sobre la mujer, la visión de las mujeres, y la visión también habla de los hombres, pero desde el punto de vista de las mujeres, que es la cosa que a mí, como hombre, más me interesa. Porque los hombres vistos desde el punto de vista de los hombres, las estanterías de las bibliotecas están repletas, pero la visión de las mujeres de lo que hacemos los hombres es muy interesante”. A su vez, en la narración subyace un discurso político, que al no etiquetar el libro ni como novela ni como ensayo, no requiere de etiquetas, lo que considera que “es un piropo”.
En su intervención, la escritora Cristina Laborda, agradeció al Ayuntamiento de Torreblanca el apoyo a su presentación y a todas las iniciativas culturales que se desarrollan en el municipio. Del mismo modo agradeció a Carlos Tosca, editor de la obra, el apoyo brindado y al público asistente por su acogida.
La autora de “Efímera” explicó que, pese a formar parte de una conocida familia local, pocas personas conocían su faceta como escritora. Una faceta que comenzó como ávida lectora de tebeos, para luego dar el salto a las novelas, una afición que se fomentó durante el tiempo en que tuvo la posibilidad de trabajar en la libraría de Paquita Tena. Ese sería el lugar en el que la escritora reconoce que se enamoró de los libros y con 17 años comenzó a hacer sus pinitos en la escritura. Junto a sus amigas, “que estaban todas enamoradas”, se reunía para leer poesías que ellas mismas escribían y de ahí pasó a la novela y de esta al cuento. Sin embargo, toda su producción literaria encontraba el mismo fin, guardada en un cajón lejos de los ojos de los lectores, “muy pocas personas han leído lo que yo he escrito, Rosa, que era mi conejillo de indias. Durante 40 años lo guardé y agradezco a las personas que me dijeron que no lo hacía mal, que me animaron a seguir”. En el año 2000 comenzó a animarme y a enviar algunos de sus relatos a concursos, siendo premiados y publicados siete de ellos, que aparecieron en libros recopilatorios. No fue hasta 2016 que volvió a abrir el cajón con sus obras y encontró un manuscrito que hablaba sobre el Barreig de Torreblanca, revisándolo y escribiéndolo en valenciano, un proceso que define como “complicadísima” pero que tras darle un toque juvenil se convirtió en “Lluis, Enric i 600 anys pel mig”, publicado en 2017.
En 2019 el cajón volvió a abrirse y vio la luz un escrito sin título, situado en el Castelló de la posguerra y sus mujeres. Finalmente lo bautizó como “Hablarán de ti”, una frase con connotaciones de maldición que muchas mujeres escuchaban durante la posguerra y la dictadura cuando querían emprender algún proyecto, para cortar de raíz cualquier iniciativa. Este libro se encuentra en fase de revisión y está previsto que se publique en unos meses.
Con “Efímera” Cristina rompía su rutina de almacenar sus obras en el cajón. Escrita en el año 2020, la distribuyó entre su red de críticos y criticas, que le dieron el ok para que en 2021 llegara a manos de Carlos Tosca de la editorial La Pajarita Roja, y en 2022 se publicaba y presentaba.
Como explica la autora, “Efímera” se comenzó a escribir en abril de 2020, cuando llevábamos tres meses confinados por el estado de alarma. Para matar el tiempo decidió ordenar un viajo álbum de fotos y en ellos apareció una de su bisabuela Pepa, de la que recordó que siempre le estaba hablando de la epidemia de La Cucaracha, lo que le llevó a pensar que la historia se repite después de varias generaciones. Eso la condujo a querer saber más sobre aquella epidemia, conocida como La Gripe Española. En internet encontró miles de historias, muchos datos e incluso historias de Torreblanca y Castellón, lo que le hizo pensar que de allí podía salir una gran novela.
Y todo nació del recuerdo de aquellas historias de la bisabuela Pepa. “fue ver la foto de mi bisabuela Pepa y Pepa se quedó ahí. Durante dos días me fueron viniendo y fui recordando muchas de las historias que ella siempre me contaba, porque la relación de mi bisabuela Pepa conmigo fue muy peculiar. Cuando yo nací en 1962, ella tenía 85 años y se murió a los 100, los últimos 15 años de su vida fue itinerante, cada mes lo pasaba en casa de una hija o de un hijo, como yo vivía con mi abuela Pepita, durante un mes vivíamos juntas y yo me convertí en su lazarillo. ¿Que se iba con unos amigos?, yo le cogía de la mano y escuchaba todo lo que aquella gente le decía, ¿que se iba a cocinar repostería a casa de fulanita?, yo allí, ¿que se iba al calvario a rezar a las animas del purgatorio?, yo allí, ¿que se iba a velar un muerto?, yo detrás. Entonces fuimos muy cómplices y recuerdo que siempre me sentaba en su falda y le decía ‘abuela, cuéntame cosas de cuando tú eras joven’ y Pepa me contaba. Era una estupenda narradoraoral, tanto mi bisabuela como su hija, mi abuela Pepita. Me contó muchas cosas que yo he olvidado, pero había unas historias tan tremendas que a mí se me grabaron y hubo un momento en el abril de 2020 en el que dije, tengo muchísima información, a ver esto como lo monto para que salga algo entendible , que yo pueda guardar los recuerdos de mi bisabuela, porque todo lo que se olvida es como si no hubiera pasado y eso es realmente muy triste y comencé a escribir”.
El libro habla sobre el mundo rural, la gente de los pueblos, gente anónima históricamente olvidada.
“Personajes que salían de la memoria de mi abuela, lo que les pasó a esas personas les podía haber pasado a cualquiera de nuestros antepasados, sirven como ejemplo de toda la gente que se fue a vendimiar o tuvieron que emigrar y no les fue nada fácil trabajar y traer cuatro perras para sobrevivir. Aunque mucha parte de la novela sean recuerdos personales, quiero que lo interpretéis como un homenaje a toda la masa del pueblo que ha tenido muchas penurias y así me lo han trasmitido personas que han leído la novela y se acuerdan de que su abuelo o su abuela”.
A caballo entre dos siglos, la historia sigue la vida de los personajes principales, intercalando capítulos que hablan del pasado y otros que hablan del presente, 1918 y 2020.
La novela también está planteada desde la perspectiva de género, visibilizando la importancia de las mujeres, de la visión de las mujeres y el trabajo importantísimo que han realizado para la sociedad, una mirada de la que carecen la mayoría de novelas. Eso no quiere decir que no haya personajes masculinos en la historia “los hombres tienen su lugar muy bien merecido, porque sin ellos la sociedad no hubiera podido avanzar y además la historia de esos hombres está en los corazones de esas mujeres que vivieron con ellos, madres, hijas, hermanas. Ellas han guardado la memoria de estos hombres y por lo tanto tenían un lugar merecido en la novela”.
Los escenarios, los lugares en los que transcurre la historia también tienen una enorme importancia en la narración, Torreblanca, Castelló, Vinaròs, Barcelona, Madrid, o incluso Francia o América, que sirven para dar una visión amplia de lo que fue la pandemia, como llegó y como se extendió. La Casa de los Guardas es un escenario especialmente querido por Cristina entre los que aparecen en su novela, “Era un lugar que me repetían mi bisabuela, mis abuelos, todos. No la he encontrado por ninguna parte, me fui a buscarla a propósito y solo encontré unas ruinas y un cartel que dice Cuartel Viejo de Torre la Sal”. Nos obstante, buscando en la hemeroteca la encontró en una página de la Guardia Civil, el plano de ubicación, de construcción, lo que costó, y pudo probar que no fue un sueño. Y tenía que salir. “Porque contaban desgracias, pero cuando contaban que de niños vivieron en la Casa de los Guardas, los ojos se les iluminaban, se volvían niños, se reían, y se contaban anécdotas unos a otros, por lo tanto tenía que salir y porque está dentro del Parque Natural del Prat de Cabanes Torreblanca, que para nosotros siempre será El Prat. Yo pongo de una manera sutil, pero contundente, la manera en la que estaba hace cien años a como está ahora. Ahora nos encontramos acequias, que no sabemos si es una acequia o un cañar, cañizos y está en su estado original y primitivo. Pero hace cien años nuestros antecesores tenían marjales con perales, membrillos, olivos, con toda clase de árboles frutales, huerta, canales limpios, animales de toda clase, y la gente vivió de esa riqueza. De hecho se dice que el hambre de posguerra de Castellón la mató el boniato de Torreblanca. Yo quería homenajear el esfuerzo de esta gente, porque hace 200 años Cavanilles dijo que aquello era un pantano que solo traía enfermedades, y la gente del pueblo se arremangó y dijo que aquello lo transformarían en un vergel. Y lo he puesto para dejar constancia de lo que vivieron nuestros antepasados, como era antes”.
En la obra también hay lugar para personajes históricos, como el Doctor José Clará, “que fue el Fernando Simón de entonces” y sobre los que plantea una sutil comparación.
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