El mundo rural atrae cada vez a más españoles tras la pandemia
Las Navidades se han considerado siempre como una época de celebración y descanso, de reencuentro con familiares y amigos, de compartir y pasar tiempo con los seres queridos en torno a los días señalados. Sin embargo, cada vez más personas encuentran en las vacaciones navideñas un momento para la actividad, para iniciar proyectos, para viajar y para hacer realidad lo que siempre hemos querido.
Disponer de tiempo libre nos permite llevar a cabo los planes que siempre hemos aplazado por falta de oportunidad. Quizá por fin llegó el momento de buscar una empresa de alquiler de furgonetas para cargar todas nuestras pertenencias y mudarnos al campo, tal como siempre hemos soñado, comenzando una nueva vida coincidiendo con el inicio del nuevo año. La tendencia ha sido constante desde 2017, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, y los españoles han revertido la tendencia negativa en los municipios de menos de 5.000 habitantes, que presentaban una constante despoblación en los cinco años previos (entre 2011 y 2016). Pero fue a partir de la pandemia y la irrupción del teletrabajo en las empresas españolas que la tendencia sufrió un impulso desconocido hasta la fecha, registrándose el éxodo de 95.714 habitantes desde las ciudades a los municipios de pequeño tamaño a lo largo del año 2020.
Muchos han sido los españoles que han recogido sus cosas y, después de alquilar una furgoneta, se han establecido en el mundo rural, gracias principalmente a la extensión de las redes de telecomunicaciones vía internet, que han hecho accesible el teletrabajo y la conexión de miles de nuevos residentes en el campo con sus empresas o negocios.
Las lecciones aprendidas durante los peores momentos de la pandemia de Covid19 en España y en el mundo entero han llevado a los ciudadanos a valorar mucho más la calidad de vida, el entorno natural y los espacios abiertos frente a la esclavitud del trabajo y a la masificación que se vive diariamente en las grandes urbes del país, en las que la pandemia se cebó con especial dureza.
El aislamiento que provocó el confinamiento y las medidas restrictivas que se implementaron para el control del avance de esta enfermedad, que vino a cambiar para siempre nuestra forma de entender la vida y las relaciones humanas, hizo que cada vez más personas se plantearan la búsqueda de un contacto más auténtico con sus vecinos y dentro de las propias familias. El hecho de vivir en una gran ciudad, con miles de personas a nuestro alrededor, no nos garantizó contar con las necesarias redes de apoyo, en una sociedad cada vez más individualista y en la que es posible conectar con el otro extremo del planeta, pero no con el vecino que vive en la puerta de al lado.
Precisamente esa sensación de pertenencia, de formar parte de un reducido grupo de personas que se conocen y se apoyan mutuamente, como sucede en el entorno rural y en los municipios pequeños, ha representado una mejora para la calidad de vida que los españoles buscan cada vez más.
Las Navidades se han considerado siempre como una época de celebración y descanso, de reencuentro con familiares y amigos, de compartir y pasar tiempo con los seres queridos en torno a los días señalados. Sin embargo, cada vez más personas encuentran en las vacaciones navideñas un momento para la actividad, para iniciar proyectos, para viajar y para hacer realidad lo que siempre hemos querido.
Disponer de tiempo libre nos permite llevar a cabo los planes que siempre hemos aplazado por falta de oportunidad. Quizá por fin llegó el momento de buscar una empresa de alquiler de furgonetas para cargar todas nuestras pertenencias y mudarnos al campo, tal como siempre hemos soñado, comenzando una nueva vida coincidiendo con el inicio del nuevo año. La tendencia ha sido constante desde 2017, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, y los españoles han revertido la tendencia negativa en los municipios de menos de 5.000 habitantes, que presentaban una constante despoblación en los cinco años previos (entre 2011 y 2016). Pero fue a partir de la pandemia y la irrupción del teletrabajo en las empresas españolas que la tendencia sufrió un impulso desconocido hasta la fecha, registrándose el éxodo de 95.714 habitantes desde las ciudades a los municipios de pequeño tamaño a lo largo del año 2020.
Muchos han sido los españoles que han recogido sus cosas y, después de alquilar una furgoneta, se han establecido en el mundo rural, gracias principalmente a la extensión de las redes de telecomunicaciones vía internet, que han hecho accesible el teletrabajo y la conexión de miles de nuevos residentes en el campo con sus empresas o negocios.
Las lecciones aprendidas durante los peores momentos de la pandemia de Covid19 en España y en el mundo entero han llevado a los ciudadanos a valorar mucho más la calidad de vida, el entorno natural y los espacios abiertos frente a la esclavitud del trabajo y a la masificación que se vive diariamente en las grandes urbes del país, en las que la pandemia se cebó con especial dureza.
El aislamiento que provocó el confinamiento y las medidas restrictivas que se implementaron para el control del avance de esta enfermedad, que vino a cambiar para siempre nuestra forma de entender la vida y las relaciones humanas, hizo que cada vez más personas se plantearan la búsqueda de un contacto más auténtico con sus vecinos y dentro de las propias familias. El hecho de vivir en una gran ciudad, con miles de personas a nuestro alrededor, no nos garantizó contar con las necesarias redes de apoyo, en una sociedad cada vez más individualista y en la que es posible conectar con el otro extremo del planeta, pero no con el vecino que vive en la puerta de al lado.
Precisamente esa sensación de pertenencia, de formar parte de un reducido grupo de personas que se conocen y se apoyan mutuamente, como sucede en el entorno rural y en los municipios pequeños, ha representado una mejora para la calidad de vida que los españoles buscan cada vez más.













