Incendios forestales: son consecuencia directa del abandono de la administración de las zonas rurales de interior.
Gecen pide que sean los criterios técnicos los que marquen las actuaciones a realizar y los plazos
Las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales que conformaban el paisaje del interior y actuaban como cortafuegos impidiendo los grandes incendios hace décadas que se abandonaron, y junto con ello llegó el despoblamiento rural.
Centrados en los últimos años en la política del hormigón se ha atendido con absoluta indiferencia las necesidades de decenas de municipios y comarcas que ven cómo año tras año van muriendo económicamente.
Es más, sufren los recortes como si este territorio hubiera vivido, como dicen ahora, por encima de sus posibilidades. Menos medios para la prevención y extinción de incendios unidos al abandono del territorio tienen como consecuencia incendios devastadores antes o después.
Lo más importante ahora es conservar el suelo, garantía de desarrollo de la vegetación.
Nada de maquinaria pesada que remueva el suelo para eliminar árboles quemados o nada de repoblar antes de dos años son recomendaciones en las que insisten los expertos.
Es básico respetar la primera etapa de la regeneración natural. Las semillas que hay bajo tierra (el banco de semillas edáfico) germinarán rápidamente y rebrotarán las especies que surgen de nuevo de cepa, cuya misión es cubrir, fijar y proteger el suelo frente a la erosión. Eliminar o condicionar esta primera etapa es un error que se paga en forma de erosión y empobrecimiento del suelo.
Es tras esta primera etapa cuando se ha de ayudar a acelerar la restauración natural iniciada. Mientras tanto hay mucho trabajo que hacer como, y esto lo consideramos esencial, que no se olvide el incendio adquiriendo un compromiso a largo plazo entendiendo que la naturaleza funciona con sus tiempos y que estos no se adecuan a la acción-reacción inmediata sobre todo cuando hablamos de repoblación. La producción de plantas en los viveros necesarios para ello, la planificación y organización de las futuras repoblaciones, la exigencia de la atención necesaria a nivel económico y plazos a la administración por los afectados, la exigencia de responsabilidades en los tribunales, etc. son acciones que sí son necesarias ya.
Las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales que conformaban el paisaje del interior y actuaban como cortafuegos impidiendo los grandes incendios hace décadas que se abandonaron, y junto con ello llegó el despoblamiento rural.
Centrados en los últimos años en la política del hormigón se ha atendido con absoluta indiferencia las necesidades de decenas de municipios y comarcas que ven cómo año tras año van muriendo económicamente.
Es más, sufren los recortes como si este territorio hubiera vivido, como dicen ahora, por encima de sus posibilidades. Menos medios para la prevención y extinción de incendios unidos al abandono del territorio tienen como consecuencia incendios devastadores antes o después.
Lo más importante ahora es conservar el suelo, garantía de desarrollo de la vegetación.
Nada de maquinaria pesada que remueva el suelo para eliminar árboles quemados o nada de repoblar antes de dos años son recomendaciones en las que insisten los expertos.
Es básico respetar la primera etapa de la regeneración natural. Las semillas que hay bajo tierra (el banco de semillas edáfico) germinarán rápidamente y rebrotarán las especies que surgen de nuevo de cepa, cuya misión es cubrir, fijar y proteger el suelo frente a la erosión. Eliminar o condicionar esta primera etapa es un error que se paga en forma de erosión y empobrecimiento del suelo.
Es tras esta primera etapa cuando se ha de ayudar a acelerar la restauración natural iniciada. Mientras tanto hay mucho trabajo que hacer como, y esto lo consideramos esencial, que no se olvide el incendio adquiriendo un compromiso a largo plazo entendiendo que la naturaleza funciona con sus tiempos y que estos no se adecuan a la acción-reacción inmediata sobre todo cuando hablamos de repoblación. La producción de plantas en los viveros necesarios para ello, la planificación y organización de las futuras repoblaciones, la exigencia de la atención necesaria a nivel económico y plazos a la administración por los afectados, la exigencia de responsabilidades en los tribunales, etc. son acciones que sí son necesarias ya.




















