Opinión
¿Por qué enfermamos?
A menudo, cuando tratamos de calibrar la influencia de la salud en la mejora del nivel de vida de una población, leemos o escuchamos frases como estas. “La salud facilita el desarrollo económico y el disfrute del ocio y el tiempo libre del país, comunidad o nación….”; se considera la salud como una condición previa para conseguir beneficios o efectos positivos como el bienestar, la mejora de las condiciones ambientales, el aumento de la renta per capita, un gran nivel de educación…etc. De esta manera y siguiendo el orden de esta frase, se convierte en imprescindible conseguir y mantener la salud para obtener los frutos deseados.
Hemos de reflexionar sobre lo que significa estar sanos, ya que, según algunas definiciones, la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino una forma de vida dichosa, autónoma y solidaria; lo que viene a significar que, aunque nos encontremos sin ninguna molestia, dolor, o alteración física o psíquica evidentes, si vivimos triste, dependiente e insolidariamente no nos podemos considerar sanos.
Pero aquí nos interesa identificar qué hacer en la práctica y en el día a día para alcanzar un nivel de salud ya sea, para evitar la enfermedad, ya sea para vivir de la manera que hemos considerado anteriormente y que engloba diversos ámbitos como lo individual, lo social e incluso lo espiritual.
La medicina moderna ante el primer objetivo de evitar la enfermedad se centra en su prevención, evitando ciertas conducta de riesgo; el sedentarismo, el fumar tabaco, las dietas muy calóricas, el estrés en las relaciones personales y profesionales… se consideran factores de riesgo de padecer graves enfermedades como la hipertensión arterial, ataques cardiacos, dolencias pulmonares desde la bronquitis al cáncer de pulmón, diabetes, obesidad…etc. Por otra parte, ante los síntomas ya presentes de la enfermedad trata de ofrecer el máximo de recursos para tratarla en sus manifestaciones o signos y síntomas, de ahí la denominación de “medicina sintomática”, que se practica en los Centros de Salud, Consultas y Hospitales sean públicos, privados o mixtos.
Sin embargo en demasiadas ocasiones las personas enferman aunque no estén formando parte de grupos de riesgo, y en los últimos tiempos la demanda de servicios sanitarios crece, observándose un aumento de enfermedades graves y en ciertas épocas del año el colapso de los servicios de urgencias en los centros de salud y hospitales. Y si tratamos de buscar una explicación a estos fenómenos, se recurre al azar o a la mala suerte, el “me ha tocado a mi”, sobretodo en el cáncer, enfermedades del corazón, de la circulación de la sangre y del cerebro como la demencia senil precoz. En estos casos se utiliza la palabra “idiopatica” que significa de causa desconocida o bien multifactorial debida a varios factores asociados o /y en interacción. Últimamente han surgido enfermedades que se han bautizado como “huérfanas” ya que no solo se desconoce la causa sino el tratamiento medico eficaz, entre estas destacan la Fatiga Crónica y la Fibromialgia en que las personas afectas sufren de impotencia para moverse, cansancio y dolores intensos por todo el cuerpo, sin que se haya encontrado hasta la fecha alteraciones significativas en los análisis de sangre y en las pruebas diagnósticas por más sofisticadas que estas sean.
Ante este panorama, la corriente de opinión (y acción) mayoritaria y políticamente correcta con la presión social subyacente, es la de promocionar más médicos, más enfermeras, más hospitales, más y mejores medicamentos. Todo esto nos confirma que la frase: “la salud facilita el desarrollo económico….”, es correcta y que estamos en el buen camino.
Hagamos un ejercicio con la imaginación y la razón y observemos la frase referida de esta manera, al revés: “el desarrollo económico y el disfrute del ocio y el tiempo libre facilita la salud de la población…”. Es decir, y lo podemos concretar así: conseguir unos medios que aseguren nuestro sustento para “ganarnos la vida”, y que nos permitan disfrutar del tiempo en que no trabajamos –entre otras ventajas-, generan las condiciones en que favorecemos el estar sanos en nosotros mismos y en nuestra comunidad.
Considerar este nuevo orden sintáctico de la frase referida, significa e implica que nos demos cuenta que la salud es una consecuencia y no una causa, y sus síntomas tienen que ver con el grado de satisfacción que provocan las experiencias que sentimos a los largo de las distintas etapas de nuestro desarrollo como seres humanos.
Vicente Herrera Adell. Médico
A menudo, cuando tratamos de calibrar la influencia de la salud en la mejora del nivel de vida de una población, leemos o escuchamos frases como estas. “La salud facilita el desarrollo económico y el disfrute del ocio y el tiempo libre del país, comunidad o nación….”; se considera la salud como una condición previa para conseguir beneficios o efectos positivos como el bienestar, la mejora de las condiciones ambientales, el aumento de la renta per capita, un gran nivel de educación…etc. De esta manera y siguiendo el orden de esta frase, se convierte en imprescindible conseguir y mantener la salud para obtener los frutos deseados.
Hemos de reflexionar sobre lo que significa estar sanos, ya que, según algunas definiciones, la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino una forma de vida dichosa, autónoma y solidaria; lo que viene a significar que, aunque nos encontremos sin ninguna molestia, dolor, o alteración física o psíquica evidentes, si vivimos triste, dependiente e insolidariamente no nos podemos considerar sanos.
Pero aquí nos interesa identificar qué hacer en la práctica y en el día a día para alcanzar un nivel de salud ya sea, para evitar la enfermedad, ya sea para vivir de la manera que hemos considerado anteriormente y que engloba diversos ámbitos como lo individual, lo social e incluso lo espiritual.
La medicina moderna ante el primer objetivo de evitar la enfermedad se centra en su prevención, evitando ciertas conducta de riesgo; el sedentarismo, el fumar tabaco, las dietas muy calóricas, el estrés en las relaciones personales y profesionales… se consideran factores de riesgo de padecer graves enfermedades como la hipertensión arterial, ataques cardiacos, dolencias pulmonares desde la bronquitis al cáncer de pulmón, diabetes, obesidad…etc. Por otra parte, ante los síntomas ya presentes de la enfermedad trata de ofrecer el máximo de recursos para tratarla en sus manifestaciones o signos y síntomas, de ahí la denominación de “medicina sintomática”, que se practica en los Centros de Salud, Consultas y Hospitales sean públicos, privados o mixtos.
Sin embargo en demasiadas ocasiones las personas enferman aunque no estén formando parte de grupos de riesgo, y en los últimos tiempos la demanda de servicios sanitarios crece, observándose un aumento de enfermedades graves y en ciertas épocas del año el colapso de los servicios de urgencias en los centros de salud y hospitales. Y si tratamos de buscar una explicación a estos fenómenos, se recurre al azar o a la mala suerte, el “me ha tocado a mi”, sobretodo en el cáncer, enfermedades del corazón, de la circulación de la sangre y del cerebro como la demencia senil precoz. En estos casos se utiliza la palabra “idiopatica” que significa de causa desconocida o bien multifactorial debida a varios factores asociados o /y en interacción. Últimamente han surgido enfermedades que se han bautizado como “huérfanas” ya que no solo se desconoce la causa sino el tratamiento medico eficaz, entre estas destacan la Fatiga Crónica y la Fibromialgia en que las personas afectas sufren de impotencia para moverse, cansancio y dolores intensos por todo el cuerpo, sin que se haya encontrado hasta la fecha alteraciones significativas en los análisis de sangre y en las pruebas diagnósticas por más sofisticadas que estas sean.
Ante este panorama, la corriente de opinión (y acción) mayoritaria y políticamente correcta con la presión social subyacente, es la de promocionar más médicos, más enfermeras, más hospitales, más y mejores medicamentos. Todo esto nos confirma que la frase: “la salud facilita el desarrollo económico….”, es correcta y que estamos en el buen camino.
Hagamos un ejercicio con la imaginación y la razón y observemos la frase referida de esta manera, al revés: “el desarrollo económico y el disfrute del ocio y el tiempo libre facilita la salud de la población…”. Es decir, y lo podemos concretar así: conseguir unos medios que aseguren nuestro sustento para “ganarnos la vida”, y que nos permitan disfrutar del tiempo en que no trabajamos –entre otras ventajas-, generan las condiciones en que favorecemos el estar sanos en nosotros mismos y en nuestra comunidad.
Considerar este nuevo orden sintáctico de la frase referida, significa e implica que nos demos cuenta que la salud es una consecuencia y no una causa, y sus síntomas tienen que ver con el grado de satisfacción que provocan las experiencias que sentimos a los largo de las distintas etapas de nuestro desarrollo como seres humanos.
Vicente Herrera Adell. Médico