Entrevista
Marta Sorlí, trabajadora social y agente de igualdad, pide una intervención feminista en el trabajo social para abordar las raíces del problema
![[Img #100011]](http://el7set.es/upload/images/03_2024/9240_marta-sorli-es-treballadora-social-i-agent-digualtat.jpg)
En una entrevista con COTS Castelló en el marco del Día Internacional de la Mujer, Marta Sorlí, con su experiencia como trabajadora social y máster en derechos humanos, aborda la esencial relación entre feminismo y trabajo social. Para Sorlí, esta conexión es intrínseca, ya que la disciplina del trabajo social sitúa los cuidados en el epicentro de la organización política y social.
La urgencia de aplicar la perspectiva de género de manera más intensa y transversal en la intervención social es un tema crucial para Sorlí. Destaca que el machismo es el hilo conductor que une todas las situaciones de vulnerabilidad, desde la violencia de género hasta la disparidad salarial. La intervención transversal, según Sorlí, es esencial para abordar las raíces del problema y trabajar hacia soluciones sostenibles.
En cuanto a la celebración del 8 de marzo, Sorlí lamenta que, en la actualidad, la celebración prevalezca sobre la reivindicación de derechos. Enfatiza la importancia de mirar hacia la historia para recordar que la igualdad y el feminismo son logros que requieren una lucha diaria y constante contra el patriarcado.
Desde su tridente profesional y formativo, Marta Sorlí aboga por conocer y respetar los principios feministas como base para la construcción de un mundo más justo. En este contexto, resalta el papel clave del Trabajo Social como agente de cambio para promover la igualdad de género en todas las esferas de intervención.
En su mensaje para el Día Internacional de la Mujer, Sorlí hace un llamado a la acción constante. Si bien celebra los logros, destaca la necesidad de seguir desafiando las estructuras patriarcales, construyendo puentes hacia la igualdad y trabajando juntas para un futuro más inclusivo y justo. La voz de Marta Sorlí resuena como un recordatorio apasionado de que la lucha por la igualdad de género es un compromiso continuo y colectivo.
P.- 8 de marzo. En un flash: ¿qué te evoca esta fecha?
Respuesta.- Sabores agridulces: es bueno que recordemos y reivindiquemos estas fechas, pero se han convertido en “la semana fantástica de la igualdad”. El 8 de marzo de 1857, en Nueva York, 129 obreras fueron quemadas dentro de una fábrica textil donde se habían cerrado en huelga para reivindicar mejoras salariales. Por hechos tan sangrantes como este, el 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sin embargo, hoy en día el 8M está más cerca de ser un día festivo que una reivindicación de lo que hemos sufrido y continuamos sufriendo las mujeres. En muchas ocasiones se nos olvida que tenemos que conocer la historia que nos precede para aprender de ella y continuar avanzando, para estar unidas en nuestras reivindicaciones y demandas. Esto me genera el sabor agridulce de estas fechas, porque la igualdad y el feminismo se hacen cada día del año plantándole cara al patriarcado, cosa nada fácil.
P.- Feminismo y Trabajo Social: ¿un binomio indivisible?
R.- ¡Sin ningún tipo de duda! Los orígenes del Trabajo Social son feministas. Las mujeres se plantaron para que se socializaran los cuidados y pusieron la vulnerabilidad en el centro exigiendo que la sociedad al completo se hiciera cargo de ella con los servicios sociales. Las propulsoras del Trabajo Social fueron mujeres, las pensadoras del Trabajo Social eran y son mujeres, las profesionales e incluso las usuarias son, en su inmensa mayoría, mujeres. Desligar una cosa de la otra implica negarnos a nosotras mismas el reconocimiento que nos merecemos por haber conseguido que hoy estemos caminando hacia unos servicios sociales públicos mínimos.
P.- En un artículo reciente señalas que el Trabajo Social tiene una estrecha vinculación con los movimientos de las mujeres, “aunque hoy en día somos pocas las profesionales que aprendemos sobre feminismo y que intentamos trasladar estos aprendizajes al nuestro en torno a trabajo”. ¿Por qué?
R.- Está relacionado directamente con la carencia de reconocimiento a los conocimientos y conquistas históricas que hemos hecho las mujeres. El Trabajo Social ha estado siempre liderado por mujeres y, por eso mismo, es una disciplina profundamente feminista que posiciona los cuidados en el centro de la organización política y social. La carencia de reconocimiento social a los conocimientos de las mujeres y, en especial, a las feministas, hacen que desconozcamos que parte del origen de los recursos sociales actuales haya sido impulsado por feministas como, por ejemplo, Flora Tristan. Hay que empoderarnos y dejar de tratar nuestros conocimientos como simples opiniones. Tanto el Trabajo Social como el feminismo merecen que sean tratados con respeto.
P.- Falta entonces, en tu opinión, y a pesar de estar hablando de una profesión feminizada, una mayor aplicación de la perspectiva de género en la intervención social desde el TS…
R.- ¡Obviamente! Durante muchos años he ejercido como trabajadora social y me he sentido incompleta, me veía como un engranaje del sistema que tutorizaba a la población y decidía qué estaba bien y qué no. El Trabajo Social Feminista me ha aproximado al ejercicio de mi profesión desde la crítica al sistema que perpetúa desigualdades, desde la demanda de cambios a quienes toman las decisiones y, sobre todo, desde el respeto más absoluto a las decisiones y procesos de las personas usuarias.
Intervenir desde la perspectiva feminista implica leer y formarnos en feminismo. Es necesario que reconozcamos el feminismo como disciplina filosófica y social; que lo desvinculemos de la mera opinión personal y lo identifiquemos como lo que es: una teoría que hay que estudiar y aplicar en nuestra tarea diaria. La mayoría de trabajadoras sociales ni conocemos la existencia del método de Trabajo Social Feminista teorizado por Dominelli y MacLeod. La intervención social feminista implica conocimientos y formación, va más allá de desagregar datos por sexo (cosa imprescindible) para empezar a intervenir para erosionar el patriarcado. El Trabajo Social, como disciplina relacionada directamente con los cuidados y la atención a las personas vulnerables, si no se ejerce desde una formación y perspectiva feminista supone la perpetración de las estructuras patriarcales preexistentes.
P.- Defiendes “las capacidades de transformación igualitaria de las y los trabajadores sociales”. ¿Cómo se plasman esas capacidades en la intervención social del día a día? Un ejemplo práctico.
R.- En menores acostumbramos a exigirle más a las mujeres que a los hombres. Según a quién telefoneemos sobre algún tema de menores, puede suponer una erosión de la estructura de cuidados patriarcal. Tener en cuenta la red familiar para conceder una prestación de servicio de ayuda a domicilio supone cargar a las mujeres en la atención a las personas mayores, pues si hay una cuidadora en la mayoría de casos será una mujer. Pero, además lo evidente, el Trabajo Social Feminista también habla del respecto a las decisiones de las usuarias y de la implicación como agentes del cambio social. ¿Qué pasa si una mujer decide dedicar una parte del tiempo a la crianza y para poderlo sostener necesita ayudas sociales? ¿Le exigiremos que busque un trabajo y que la ayuda sea para guardería? Esto también forma parte de la transformación, resituar las tareas reproductivas al mismo nivel que las tareas productivas y no permitir que las segundas estén por encima de las primeras.
P.- Eras trabajadora social, agente de igualdad y máster en derechos humanos. ¿Otro tridente indivisible?
R.- Puede ser, sí. Sin lugar a dudas los derechos humanos tienen mucho que ver con la igualdad y con el Trabajo Social al mismo tiempo que el Trabajo Social y la igualdad para mí son indisociables de los derechos humanos. Soy una firme defensora del Trabajo Social en su esencia más pura de redistribución de la riqueza y de transformación social hacia una sociedad más igualitaria. Esto tiene que ver con los derechos humanos, sin lugar a dudas, y con la erosión de la discriminación universal por antonomasia: la discriminación hacia las mujeres. Pues si hay una desigualdad que nos encontraremos en cualquier intervención que realizamos es, sin lugar a dudas, la desigualdad sexual. El machismo es el eje transversal que une todas las situaciones de vulnerabilidad.
P.- Agente de igualdad. Es una profesión muy escuchada pero que, quizás, todavía resulta un poco lejana o desconocida. ¿Qué pilares sustentan tu labor como agente de igualdad y qué plus aporta tu también formación como trabajadora social?
R.- Actualmente mi tarea como agente de igualdad es básicamente divulgativa, de promoción y reconocimiento de la teoría feminista. Pero la tarea de agente de igualdad tendría que ir más allá y posicionarse como una tarea de auditoría transversal para garantizar que cualquier actuación, actividad o decisión erosione el patriarcado. Sólo así podremos construir un mundo igualitario, pues en esta sociedad de desigualdad si no ayudas a las oprimidas, estás favoreciendo al opresor. Esto encaja a la perfección con el Trabajo Social, que me aporta los conocimientos sociales, legales y psicológicos básicos para poder profundizar en esta tarea divulgativa.
P.- ¿Cuál es la realidad de la provincia de Castelló? ¿Qué encuentras en tu intervención del día a día?
R.- Los pueblos de Castelló, especialmente los de la Mancomunidad Plana Alta, me vieron crecer como trabajadora social y me dieron las bases para buscar una nueva forma de intervenir en el ámbito social. Tenemos un territorio bastante despoblado, con la población envejecida y los recursos concentrados en ciudades. Mientras tanto, las trabajadoras sociales intentamos tejer toda esa dispersión para dar una opción de presente y futuro a nuestros pueblos. Deberíamos, también, ser más reivindicativas en esto y hacer ver a quien toma las decisiones que nosotras tejemos a pesar de la precariedad y la poca atención que reciben los pueblos de interior. Hay que pensar las políticas sociales mucho más allá del número de población, también hay que diseñarlas para garantizar la supervivencia de los pueblos.
P.- Estás también al frente de la consultoría de Igualdad El Far asesorando a empresas, administraciones públicas, entidades del tercer sector y partidos políticos. ¿En cuáles de estos campos, por tu experiencia, queda más camino para recorrer en lo que a igualdad se refiere?
R.- En igualdad queda mucho de camino por recorrer en cualquier ámbito, pues todavía prevalece el valor cuantitativo de las cosas y se desconoce cómo la igualdad entre hombres y mujeres puede aportar ganancias económicas. Además, todavía existe un gran desconocimiento en torno a la pérdida de capital humano que genera la discriminación machista y la merma en la productividad que esto provoca. En cualquiera de los sectores en los que trabajo, por ejemplo, continúa existiendo la percepción de que las mujeres están donde quieren estar y no donde les ha tocado estar.
P.- ¿Qué reflexión deja el 8M?
R.- El 8M es el día en el que nos toca hacer público en la calle lo que hacemos cada día en nuestras vidas y esto pasa, indiscutiblemente, por conocer los cimientos de la teoría feminista que lucha por la igualdad entre sexos. Reconocimiento a la teoría feminista y a las teóricas feministas, lectura y comprensión de todos los aprendizajes que el feminismo nos aporta a lo largo de su larga historia de teorización. Conocer y respetar los principios feministas como base de la construcción de un mundo más justo.
![[Img #100010]](http://el7set.es/upload/images/03_2024/9444_marta-sorli-treballadora-social-i-agent-digualtat.jpg)
Marta Sorlí Fresquet (Alcalà de Xivert, 1986), es diplomada y graduada en Trabajo Social, Agente de Igualdad, Máster en Derechos Humanos y Máster en Mediación Familiar. Ha ejercido como trabajadora social en atención primaria, tercera edad, personas con discapacidad y menores. Actualmente coordina el Servicio de Ayuda a Domicilio del Ayuntamiento de Es Castell en Menorca. Un espacio de desconexión al que ha llegado después de una etapa en política de la cual destaca su participación en la negociación del Pacto de Estado contra la Violencia Machista y la portavocía del Grupo Mixto en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales.
Aquí, en Menorca, Marta Sorlí vive dedicada plenamente a sus “pasiones”: el trabajo social y el feminismo, algo que le ha llevado a iniciar el proyecto El Far de manera complementaria al ejercicio del trabajo social y a profundizar en su tarea de investigación y redacción de artículos científicos relacionados con la intervención social feminista. “Aun así, mis raíces y mi corazón continúan en Castelló y
En una entrevista con COTS Castelló en el marco del Día Internacional de la Mujer, Marta Sorlí, con su experiencia como trabajadora social y máster en derechos humanos, aborda la esencial relación entre feminismo y trabajo social. Para Sorlí, esta conexión es intrínseca, ya que la disciplina del trabajo social sitúa los cuidados en el epicentro de la organización política y social.
La urgencia de aplicar la perspectiva de género de manera más intensa y transversal en la intervención social es un tema crucial para Sorlí. Destaca que el machismo es el hilo conductor que une todas las situaciones de vulnerabilidad, desde la violencia de género hasta la disparidad salarial. La intervención transversal, según Sorlí, es esencial para abordar las raíces del problema y trabajar hacia soluciones sostenibles.
En cuanto a la celebración del 8 de marzo, Sorlí lamenta que, en la actualidad, la celebración prevalezca sobre la reivindicación de derechos. Enfatiza la importancia de mirar hacia la historia para recordar que la igualdad y el feminismo son logros que requieren una lucha diaria y constante contra el patriarcado.
Desde su tridente profesional y formativo, Marta Sorlí aboga por conocer y respetar los principios feministas como base para la construcción de un mundo más justo. En este contexto, resalta el papel clave del Trabajo Social como agente de cambio para promover la igualdad de género en todas las esferas de intervención.
En su mensaje para el Día Internacional de la Mujer, Sorlí hace un llamado a la acción constante. Si bien celebra los logros, destaca la necesidad de seguir desafiando las estructuras patriarcales, construyendo puentes hacia la igualdad y trabajando juntas para un futuro más inclusivo y justo. La voz de Marta Sorlí resuena como un recordatorio apasionado de que la lucha por la igualdad de género es un compromiso continuo y colectivo.
P.- 8 de marzo. En un flash: ¿qué te evoca esta fecha?
Respuesta.- Sabores agridulces: es bueno que recordemos y reivindiquemos estas fechas, pero se han convertido en “la semana fantástica de la igualdad”. El 8 de marzo de 1857, en Nueva York, 129 obreras fueron quemadas dentro de una fábrica textil donde se habían cerrado en huelga para reivindicar mejoras salariales. Por hechos tan sangrantes como este, el 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sin embargo, hoy en día el 8M está más cerca de ser un día festivo que una reivindicación de lo que hemos sufrido y continuamos sufriendo las mujeres. En muchas ocasiones se nos olvida que tenemos que conocer la historia que nos precede para aprender de ella y continuar avanzando, para estar unidas en nuestras reivindicaciones y demandas. Esto me genera el sabor agridulce de estas fechas, porque la igualdad y el feminismo se hacen cada día del año plantándole cara al patriarcado, cosa nada fácil.
P.- Feminismo y Trabajo Social: ¿un binomio indivisible?
R.- ¡Sin ningún tipo de duda! Los orígenes del Trabajo Social son feministas. Las mujeres se plantaron para que se socializaran los cuidados y pusieron la vulnerabilidad en el centro exigiendo que la sociedad al completo se hiciera cargo de ella con los servicios sociales. Las propulsoras del Trabajo Social fueron mujeres, las pensadoras del Trabajo Social eran y son mujeres, las profesionales e incluso las usuarias son, en su inmensa mayoría, mujeres. Desligar una cosa de la otra implica negarnos a nosotras mismas el reconocimiento que nos merecemos por haber conseguido que hoy estemos caminando hacia unos servicios sociales públicos mínimos.
P.- En un artículo reciente señalas que el Trabajo Social tiene una estrecha vinculación con los movimientos de las mujeres, “aunque hoy en día somos pocas las profesionales que aprendemos sobre feminismo y que intentamos trasladar estos aprendizajes al nuestro en torno a trabajo”. ¿Por qué?
R.- Está relacionado directamente con la carencia de reconocimiento a los conocimientos y conquistas históricas que hemos hecho las mujeres. El Trabajo Social ha estado siempre liderado por mujeres y, por eso mismo, es una disciplina profundamente feminista que posiciona los cuidados en el centro de la organización política y social. La carencia de reconocimiento social a los conocimientos de las mujeres y, en especial, a las feministas, hacen que desconozcamos que parte del origen de los recursos sociales actuales haya sido impulsado por feministas como, por ejemplo, Flora Tristan. Hay que empoderarnos y dejar de tratar nuestros conocimientos como simples opiniones. Tanto el Trabajo Social como el feminismo merecen que sean tratados con respeto.
P.- Falta entonces, en tu opinión, y a pesar de estar hablando de una profesión feminizada, una mayor aplicación de la perspectiva de género en la intervención social desde el TS…
R.- ¡Obviamente! Durante muchos años he ejercido como trabajadora social y me he sentido incompleta, me veía como un engranaje del sistema que tutorizaba a la población y decidía qué estaba bien y qué no. El Trabajo Social Feminista me ha aproximado al ejercicio de mi profesión desde la crítica al sistema que perpetúa desigualdades, desde la demanda de cambios a quienes toman las decisiones y, sobre todo, desde el respeto más absoluto a las decisiones y procesos de las personas usuarias.
Intervenir desde la perspectiva feminista implica leer y formarnos en feminismo. Es necesario que reconozcamos el feminismo como disciplina filosófica y social; que lo desvinculemos de la mera opinión personal y lo identifiquemos como lo que es: una teoría que hay que estudiar y aplicar en nuestra tarea diaria. La mayoría de trabajadoras sociales ni conocemos la existencia del método de Trabajo Social Feminista teorizado por Dominelli y MacLeod. La intervención social feminista implica conocimientos y formación, va más allá de desagregar datos por sexo (cosa imprescindible) para empezar a intervenir para erosionar el patriarcado. El Trabajo Social, como disciplina relacionada directamente con los cuidados y la atención a las personas vulnerables, si no se ejerce desde una formación y perspectiva feminista supone la perpetración de las estructuras patriarcales preexistentes.
P.- Defiendes “las capacidades de transformación igualitaria de las y los trabajadores sociales”. ¿Cómo se plasman esas capacidades en la intervención social del día a día? Un ejemplo práctico.
R.- En menores acostumbramos a exigirle más a las mujeres que a los hombres. Según a quién telefoneemos sobre algún tema de menores, puede suponer una erosión de la estructura de cuidados patriarcal. Tener en cuenta la red familiar para conceder una prestación de servicio de ayuda a domicilio supone cargar a las mujeres en la atención a las personas mayores, pues si hay una cuidadora en la mayoría de casos será una mujer. Pero, además lo evidente, el Trabajo Social Feminista también habla del respecto a las decisiones de las usuarias y de la implicación como agentes del cambio social. ¿Qué pasa si una mujer decide dedicar una parte del tiempo a la crianza y para poderlo sostener necesita ayudas sociales? ¿Le exigiremos que busque un trabajo y que la ayuda sea para guardería? Esto también forma parte de la transformación, resituar las tareas reproductivas al mismo nivel que las tareas productivas y no permitir que las segundas estén por encima de las primeras.
P.- Eras trabajadora social, agente de igualdad y máster en derechos humanos. ¿Otro tridente indivisible?
R.- Puede ser, sí. Sin lugar a dudas los derechos humanos tienen mucho que ver con la igualdad y con el Trabajo Social al mismo tiempo que el Trabajo Social y la igualdad para mí son indisociables de los derechos humanos. Soy una firme defensora del Trabajo Social en su esencia más pura de redistribución de la riqueza y de transformación social hacia una sociedad más igualitaria. Esto tiene que ver con los derechos humanos, sin lugar a dudas, y con la erosión de la discriminación universal por antonomasia: la discriminación hacia las mujeres. Pues si hay una desigualdad que nos encontraremos en cualquier intervención que realizamos es, sin lugar a dudas, la desigualdad sexual. El machismo es el eje transversal que une todas las situaciones de vulnerabilidad.
P.- Agente de igualdad. Es una profesión muy escuchada pero que, quizás, todavía resulta un poco lejana o desconocida. ¿Qué pilares sustentan tu labor como agente de igualdad y qué plus aporta tu también formación como trabajadora social?
R.- Actualmente mi tarea como agente de igualdad es básicamente divulgativa, de promoción y reconocimiento de la teoría feminista. Pero la tarea de agente de igualdad tendría que ir más allá y posicionarse como una tarea de auditoría transversal para garantizar que cualquier actuación, actividad o decisión erosione el patriarcado. Sólo así podremos construir un mundo igualitario, pues en esta sociedad de desigualdad si no ayudas a las oprimidas, estás favoreciendo al opresor. Esto encaja a la perfección con el Trabajo Social, que me aporta los conocimientos sociales, legales y psicológicos básicos para poder profundizar en esta tarea divulgativa.
P.- ¿Cuál es la realidad de la provincia de Castelló? ¿Qué encuentras en tu intervención del día a día?
R.- Los pueblos de Castelló, especialmente los de la Mancomunidad Plana Alta, me vieron crecer como trabajadora social y me dieron las bases para buscar una nueva forma de intervenir en el ámbito social. Tenemos un territorio bastante despoblado, con la población envejecida y los recursos concentrados en ciudades. Mientras tanto, las trabajadoras sociales intentamos tejer toda esa dispersión para dar una opción de presente y futuro a nuestros pueblos. Deberíamos, también, ser más reivindicativas en esto y hacer ver a quien toma las decisiones que nosotras tejemos a pesar de la precariedad y la poca atención que reciben los pueblos de interior. Hay que pensar las políticas sociales mucho más allá del número de población, también hay que diseñarlas para garantizar la supervivencia de los pueblos.
P.- Estás también al frente de la consultoría de Igualdad El Far asesorando a empresas, administraciones públicas, entidades del tercer sector y partidos políticos. ¿En cuáles de estos campos, por tu experiencia, queda más camino para recorrer en lo que a igualdad se refiere?
R.- En igualdad queda mucho de camino por recorrer en cualquier ámbito, pues todavía prevalece el valor cuantitativo de las cosas y se desconoce cómo la igualdad entre hombres y mujeres puede aportar ganancias económicas. Además, todavía existe un gran desconocimiento en torno a la pérdida de capital humano que genera la discriminación machista y la merma en la productividad que esto provoca. En cualquiera de los sectores en los que trabajo, por ejemplo, continúa existiendo la percepción de que las mujeres están donde quieren estar y no donde les ha tocado estar.
P.- ¿Qué reflexión deja el 8M?
R.- El 8M es el día en el que nos toca hacer público en la calle lo que hacemos cada día en nuestras vidas y esto pasa, indiscutiblemente, por conocer los cimientos de la teoría feminista que lucha por la igualdad entre sexos. Reconocimiento a la teoría feminista y a las teóricas feministas, lectura y comprensión de todos los aprendizajes que el feminismo nos aporta a lo largo de su larga historia de teorización. Conocer y respetar los principios feministas como base de la construcción de un mundo más justo.
Marta Sorlí Fresquet (Alcalà de Xivert, 1986), es diplomada y graduada en Trabajo Social, Agente de Igualdad, Máster en Derechos Humanos y Máster en Mediación Familiar. Ha ejercido como trabajadora social en atención primaria, tercera edad, personas con discapacidad y menores. Actualmente coordina el Servicio de Ayuda a Domicilio del Ayuntamiento de Es Castell en Menorca. Un espacio de desconexión al que ha llegado después de una etapa en política de la cual destaca su participación en la negociación del Pacto de Estado contra la Violencia Machista y la portavocía del Grupo Mixto en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales.
Aquí, en Menorca, Marta Sorlí vive dedicada plenamente a sus “pasiones”: el trabajo social y el feminismo, algo que le ha llevado a iniciar el proyecto El Far de manera complementaria al ejercicio del trabajo social y a profundizar en su tarea de investigación y redacción de artículos científicos relacionados con la intervención social feminista. “Aun así, mis raíces y mi corazón continúan en Castelló y