Rosa Vilaplana: Un emotivo adiós tras décadas de entrega en la Passió de Torreblanca

Rosa Vilaplana se unió a la Passió de Torreblanca en 1979, cuando Manolo Segura la invitó a participar. Comenzó interpretando a María Salomé, motivada por su pasión por el baile. Más tarde, asumió el papel de la madre de Dios, marcando una parte importante de la historia de esta representación local.

Rosa, una figura emblemática en la vida de Torreblanca, no solo es reconocida por su liderazgo como presidenta durante 25 años de la asociación de amas de casa, sino que también fue honrada con el título de "Torrblanquina del Año". Sin embargo, su papel más destacado se manifestó en la representación anual de la Pasión de Cristo.

Durante 45 años, ha participado en la  Passio y gran parte de ese tiempo, Rosa fue la personificación misma de la madre de Dios en esta solemne representación. Su presencia en el escenario, imbuida de una serenidad y gracia que parecían trascender lo terrenal, cautivaba a todos los presentes. Con cada gesto, cada mirada llena de compasión, llevaba consigo el peso de la historia sagrada que representaba.

Rosa Vilaplana mira hacia atrás con gratitud y emoción su participación en la Passió: "Es una de las cosas más bonitas que he hecho", confiesa. "El simple pensamiento de vestirme para la ocasión aún me pone la piel de gallina". Para Rosa, la representación de la Passió en valenciano ha tenido un impacto significativo. Dado que no habla castellano, considera que esta elección lingüística le ha facilitado su participación, además de creer que el sentimiento y la experiencia no podrían ser los mismos en otro idioma.

Pero este año, un susurro de cambio ha descendido sobre Torreblanca. Rosa, con la misma humildad que la caracteriza, ha tomado la decisión de dejar su papel en la representación de la Passió. Su partida marca el final de una era, pero también el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de esta celebración.