SESIÓN I: TEMPUS FUGIT IRREPARABILE. Vuelve a pasar por el corazón, pero CARPE DIEM!
Hace unos años
Hace unos años fui a visitar junto a una amiga la ciudad de Venecia. ¡Había sido siempre la ilusión de mi vida!
Sin pensarlo mucho, organizamos solas el viaje, ya que nuestros maridos no quisieron acompañarnos. Una vez subidas en el avión y anunciaron que solo faltaban unos minutos para llegar a nuestro destino, no pude contener la emoción y giré un poco la cabeza, para que nadie se diera cuenta cómo se me caía alguna lágrima, al ver cerca el cumplimiento de uno de mis sueños.
Cuando ya estábamos bajando las escalerillas y pisamos suelo italiano, mi amiga, que me conoce bien, dijo: «¿Qué raro que no se te hayan saltado las lágrimas?». Entonces, yo contesté: «Carmen, ya lo he hecho antes de llegar».
Llegamos al hotel, dejamos las maletas y a toda prisa salimos a la calle. ¡Aquello era aún más bonito de lo que había imaginado! Sin para de caminar, mi amiga me dijo: «Mañana subiremos a una góndola». Pero yo, como soy así de intrépida, le contesté: «No, aquí y ahora».
La experiencia fue espectacular. Pasamos unos días inolvidables. Siempre lo recordamos. Y, aunque cien años pasen, no lo borraré de mi memoria.
Paquita
Hace unos años fui a visitar junto a una amiga la ciudad de Venecia. ¡Había sido siempre la ilusión de mi vida!
Sin pensarlo mucho, organizamos solas el viaje, ya que nuestros maridos no quisieron acompañarnos. Una vez subidas en el avión y anunciaron que solo faltaban unos minutos para llegar a nuestro destino, no pude contener la emoción y giré un poco la cabeza, para que nadie se diera cuenta cómo se me caía alguna lágrima, al ver cerca el cumplimiento de uno de mis sueños.
Cuando ya estábamos bajando las escalerillas y pisamos suelo italiano, mi amiga, que me conoce bien, dijo: «¿Qué raro que no se te hayan saltado las lágrimas?». Entonces, yo contesté: «Carmen, ya lo he hecho antes de llegar».
Llegamos al hotel, dejamos las maletas y a toda prisa salimos a la calle. ¡Aquello era aún más bonito de lo que había imaginado! Sin para de caminar, mi amiga me dijo: «Mañana subiremos a una góndola». Pero yo, como soy así de intrépida, le contesté: «No, aquí y ahora».
La experiencia fue espectacular. Pasamos unos días inolvidables. Siempre lo recordamos. Y, aunque cien años pasen, no lo borraré de mi memoria.
Paquita


















