Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 17 de Septiembre de 2025 a las 14:10:21 horas

Zacarías Ramo Traver
Domingo, 11 de Agosto de 2024

Recuerdos de un octogenario. Torreblanca hace 80 años. (IV) Relaciones entre los sexos

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   Hace 80 años, las relaciones entre hombres y mujeres, chicos y chicas, no tenían nada que ver con las actuales. Eran menos permisivas, más controladas, dominadas por un claro ambiente machista, y sujetas a las estrictas normas del nacionalcatolicismo.

   Para empezar, la formación en las escuelas se impartía por separado a niños y niñas. Y estas últimas, en la sesión vespertina, recibían lo que se llamaba clase de costura, que consistía en aprender a coser, bordar y otras habilidades consideradas femeninas. Sólo en algunos juegos como el capitolet o el parao se juntaban los niños de ambos sexos, lo general era que hubiese juegos únicamente femeninos como el sambori o les nines.

   Los adolescentes comenzaban sus primeros escarceos con las muchachas con motivo del domingo y el lunes de Pascua, en los que se formaban pandillas mixtas que iban al campo a comer la mona de Pascua y a bailar.

   Las relaciones entre los jóvenes solían comenzar en época temprana. Antes de oficializarlas había que hablar con el padre de la chica para que diera su consentimiento (per entrar en casa), algo que solía ser un paripé. Todas las noches el chico iba a casa de su novia a festejar, siempre bajo la vigilancia de algún familiar de la chica. Si la pareja superaba el período de la mili (había quintas que estaban varios años) contraían matrimonio rápidamente, que era para siempre pues no existía el divorcio.

   La relación de las parejas adultas estaba marcada por el predominio del varón sobre la mujer, pues el machismo era la doctrina dominante bendecida tanto por el Régimen como por la Iglesia. Las esposas necesitaban la autorización explícita del marido para múltiples acciones, tales como tener una cuenta en un banco o realizar ciertas actividades públicas.

   Cuando se producía una muerte por lo que hoy se conoce como violencia de género un comentario usual era “algo habrá hecho (ella)”, y la justicia era muy laxa ante el delito. Que los maridos (los pudientes) tuviesen amante –la querida o la otra- no estaba mal considerado socialmente.

   En fin, ser mujer hace 80 años no era una ganga. Mucho mejor serlo hoy, aunque les queden cotas por conquistar.

 

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