Portell vive un peregrinaje histórico: las mujeres serán mayoría en el camino a Sant Pere

Este sábado, los caminos que conducen desde Portell hasta la ermita de Sant Pere de Castellfort volverán a ser testigos de una de las tradiciones más arraigadas de Els Ports: el peregrinaje en silencio de Los Peregrinos de Portell. Con más de 500 años de historia, el ritual mantiene intacta su esencia de recogimiento y espiritualidad, pero también avanza al compás de los tiempos. Ocho de los doce integrantes de esta edición serán mujeres, en un hecho que simboliza el equilibrio entre la fidelidad a las raíces y la apertura a una participación más inclusiva.

La incorporación femenina a este rito no se autorizó hasta el año 2018. Desde entonces, su presencia ha sido constante, aunque oscilante. Este 2025, las mujeres no solo estarán presentes, sino que superarán en número a los hombres, una circunstancia que solo se había producido anteriormente en 2022, cuando se retomó la romería tras la pandemia.

Los encargados de cumplir con el ritual serán Elena Prades Carceller, David López Lozano, Claudia Bono Mestre, Ana Belén Gisbert Cerdà, José Antonio Cruz Ferrer, Natalia Vinaixa Ferrer, Sara Celades Plan, Pilar Estupiñá Beltrán, Jaume Carbí Tella, Laura Beltrán García, Lorenzo Gargallo Gual y Susana Morralla Aparici. Este año, el grupo llevará brazaletes negros en memoria de Diego Agut Tena, amigo y compañero de camino fallecido a principios de año.

Ataviados con capas y sombreros, los peregrinos y peregrinas partirán de madrugada, separados por 50 pasos, para recorrer los 15 kilómetros que los separan de la ermita. El silencio será su único acompañante, un silencio cargado de espiritualidad que convierte este camino en un peregrinaje singular, marcado por el esfuerzo físico y la introspección.

A través de pinares y barrancos, el grupo llegará a Sant Pere de Castellfort, donde cumplirán con los rituales de bienvenida: besar el suelo y saludar con la cabeza la silueta de Portell en la distancia. Por la tarde, emprenderán el regreso al pueblo, donde al caer la noche serán recibidos con emoción por los vecinos y vecinas. Las peanas y banderas acompañarán la comitiva hasta la iglesia, cerrando así una jornada marcada por la fe, la tradición y la memoria.