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El7Set
Martes, 10 de Enero de 2012
Montañismo

Jesús Segura y Fernando Vinuesa narran su hazaña en el Aconcagua

En estas líneas, los montañeros describen las sensaciones que vivieron tras la hazaña lograda en la cumbre del Aconcagua.

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El Jueves 29 de Diciembre de 2011, los Alpinistas pertenecientes al club GEP 69 de Torreblanca, Jesus Segura Guillamon i Fernando Vinuesa Betoret consiguieron alcanzar la cima del Aconcagua.
Después de dar por concluida la aclimatación, con la ascensión del cerro Bonete de 5000m de altura, y hacer varias subidas por encima de esta altitud, todo estaba preparado para el asalto final.
Los días anteriores a esta fecha, había hecho mucho viento en altura, haciendo imposible el ascenso a la cumbre, nos cruzamos con varias expediciones, alguna de ellas española, sus componentes hartos de aguantar el frío, el viento y la estancia en altura, decidieron abandonar.
Sorprendió a algunas de estas expediciones, que nosotros solo fuéramos dos, estábamos un momento hablando y preguntaban: ¿y los otros de vuestro grupo?, ¿vais los dos solos?, ¿sin porteadores y sin guía?...
    Al fin, vimos una pequeña ventana de buen tiempo, que predecía que el jueves 29, haría un máximo de 35km/h de viento en la cumbre, el viernes tenia que hacer mas malo, y el sábado mejoraba otra vez. Así que el martes 27, subimos, al CII, a 5500m, donde un par de días antes habíamos dejado la tienda de altura montada, y el miércoles 28, instalamos el CIII a 6000m en el emplazamiento denominado Colera. Subimos con suficientes cargas de gas para poder derretir nieve y así poder beber y cocinar, y con comida para poder aguantar hasta un máximo de tres días a esta altitud. Pero no fue necesario, el jueves 29, amaneció casi sin viento, nos encontrábamos fuertes y bien aclimatados, así que emprendimos el ataque final a la cumbre.
Hasta los 6500 metros nos fue bastante sencillo, el termómetro, llego a marcar -17ºC. Pero fue al entrar en la denominada “travesía del viento”, cuando empezamos a padecer mas, y  casi al final, en la denominada “canaleta”, la ascensión se hizo terriblemente dura, ya nos acercábamos a los 7000m, y tras dar unos pocos pasos, teníamos que parar unos instantes para intentar calmar la alocada respiración..., sin conseguirlo.
Ahora comprendemos por que al llegar a este tramo, donde solo faltan 200 o incluso 100m de desnivel para alcanzar la cumbre, muchos se dan la vuelta, es un tramo que se convierte  en un calvario, y donde la perseverancia, la tenacidad y la motivación personal por alcanzar el objetivo, juegan un papel decisivo.
Y... al fin sobre las 13,30h (hora Argentina), conseguimos alcanzar la cumbre.

Mucha gente cree, que se siente una alegría inmediata, pero no es así. La primera sensación es de alivio,  ya esta... se acabo... no hay que subir mas...Es al cabo de un rato, cuando empezamos a darnos cuenta de que lo que hemos logrado, “Estamos en la Cumbre de América, a casi 7000m de altura”, y es entonces, (aunque siempre se piensa en lo duro que sera el descenso) cuando te viene a la mente todo el entrenamiento de los últimos meses, todo el trabajo .., y llega la  alegría por la cumbre, llenándote de sensaciones difíciles de explicar, sensaciones que solo se tienen allí arriba, y por estas sensaciones es por lo que vamos a las montañas.

 

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