Café sin límites: ventajas de las cafeteras industriales para negocios exigentes
Los negocios relacionados con la hostelería siempre se decantan por la cafetera industrial. Hay cientos de modelos de esta clase de máquina y todos hemos visto una, pues es la que usan en nuestro bar de confianza, aquel en el que tomamos café por las mañanas.
Estas máquinas poseen muchas ventajas, las cuales no solo tienen que ver con la cantidad de cafés diarios que pueden servir.
Tienen una alta capacidad de producción
Aunque no es el único beneficio que presentan, lo cierto es que las cafeteras profesionales se caracterizan por la capacidad para sacar muchas tazas de café en muy poco tiempo.
Dependiendo de los modelos, estas cafeteras son capaces de servir desde decenas a cientos de tazas por hora.
Así, su uso es fundamental en entornos en donde la demanda de café es constante, como los bares, los restaurantes o incluso en las grandes oficinas.
Garantizan una calidad constante en cada taza
La calidad del café es otra de las ventajas que se obtiene al adquirir una de estas máquinas. Se diseñan para que la extracción sea precisa y homogénea, de manera que cada taza que sale sabe igual.
Esto se consigue porque tienen sistemas automáticos con los cuales se controla la temperatura del agua, los tiempos de infusión o la presión. Así, después de sacar cien tazas, la siguiente en salir tendrá el mismo sabor y aroma que las anteriores.
Siempre es importante ofrecer un café de calidad a los clientes, pero lo es aún más si en el negocio se apuesta por esta bebida como elemento diferenciador.
Se adaptan a diferentes tipos de café
El café más típico es el expreso, aunque lo cierto es que los clientes piden ya otras clases de cafés a los que estas máquinas están adaptadas. Por ejemplo, muchos modelos preparan capuchinos, cafés americanos o macchiatos.
De este modo, los negocios pueden tener una carta de cafés más variada, lo cual es muy apreciado por la gente más joven, que suele estar acostumbrada a otro tipo de preparaciones.
Son muy robustas
Las cafeteras industriales tienen un precio alto, de miles de euros, lo que se traduce en robustez y durabilidad. Se construyen con materiales resistentes como el acero, por lo que duran años, incluso con un uso muy intensivo.
Se fabrican pensando en que se tengan que reparar pocas veces, por lo que el negocio que las compra ahorra mucho dinero a largo plazo. De hecho, si se mantienen bien, no es raro que funcionen durante más de una década.
Son muy rentables a medio plazo
Pese a su precio, lo cierto es que son máquinas muy rentables. Por el rendimiento que tienen, los locales las rentabilizan en el medio plazo, algo que ocurre gracias a que pueden preparar cientos de cafés todos los días.
Además, los fabricantes ya tienen en cuenta el consumo de energía y agua, por lo que las diseñan con el fin de optimizar el gasto de ambos. Eso también contribuye a su amortización, ya que el ahorro es notable conforme pasan los meses y se sirven miles de tazas de café.
Los negocios relacionados con la hostelería siempre se decantan por la cafetera industrial. Hay cientos de modelos de esta clase de máquina y todos hemos visto una, pues es la que usan en nuestro bar de confianza, aquel en el que tomamos café por las mañanas.
Estas máquinas poseen muchas ventajas, las cuales no solo tienen que ver con la cantidad de cafés diarios que pueden servir.
Tienen una alta capacidad de producción
Aunque no es el único beneficio que presentan, lo cierto es que las cafeteras profesionales se caracterizan por la capacidad para sacar muchas tazas de café en muy poco tiempo.
Dependiendo de los modelos, estas cafeteras son capaces de servir desde decenas a cientos de tazas por hora.
Así, su uso es fundamental en entornos en donde la demanda de café es constante, como los bares, los restaurantes o incluso en las grandes oficinas.
Garantizan una calidad constante en cada taza
La calidad del café es otra de las ventajas que se obtiene al adquirir una de estas máquinas. Se diseñan para que la extracción sea precisa y homogénea, de manera que cada taza que sale sabe igual.
Esto se consigue porque tienen sistemas automáticos con los cuales se controla la temperatura del agua, los tiempos de infusión o la presión. Así, después de sacar cien tazas, la siguiente en salir tendrá el mismo sabor y aroma que las anteriores.
Siempre es importante ofrecer un café de calidad a los clientes, pero lo es aún más si en el negocio se apuesta por esta bebida como elemento diferenciador.
Se adaptan a diferentes tipos de café
El café más típico es el expreso, aunque lo cierto es que los clientes piden ya otras clases de cafés a los que estas máquinas están adaptadas. Por ejemplo, muchos modelos preparan capuchinos, cafés americanos o macchiatos.
De este modo, los negocios pueden tener una carta de cafés más variada, lo cual es muy apreciado por la gente más joven, que suele estar acostumbrada a otro tipo de preparaciones.
Son muy robustas
Las cafeteras industriales tienen un precio alto, de miles de euros, lo que se traduce en robustez y durabilidad. Se construyen con materiales resistentes como el acero, por lo que duran años, incluso con un uso muy intensivo.
Se fabrican pensando en que se tengan que reparar pocas veces, por lo que el negocio que las compra ahorra mucho dinero a largo plazo. De hecho, si se mantienen bien, no es raro que funcionen durante más de una década.
Son muy rentables a medio plazo
Pese a su precio, lo cierto es que son máquinas muy rentables. Por el rendimiento que tienen, los locales las rentabilizan en el medio plazo, algo que ocurre gracias a que pueden preparar cientos de cafés todos los días.
Además, los fabricantes ya tienen en cuenta el consumo de energía y agua, por lo que las diseñan con el fin de optimizar el gasto de ambos. Eso también contribuye a su amortización, ya que el ahorro es notable conforme pasan los meses y se sirven miles de tazas de café.