Día Sábado, 06 de Septiembre de 2025
“Aún estamos lejos de ser orgullosamente libres”: trabajadoras sociales llaman a visibilizar a las personas LGTBI más vulnerables en el Día del Orgullo
▪ Mirian Espinosa y Andrea De Ángel reivindican una igualdad real y efectiva que combine leyes y educación en valores
▪ Piden ampliar la mirada hacia personas LGTBI con discapacidad, mayores, con enfermedad mental, jóvenes trans o que viven en zonas rurales
▪ Alertan sobre los altos índices de soledad no deseada en pequeños municipios y reclaman más formación en diversidad dentro del Trabajo Social
“Aunque hay avances que celebrar, aún estamos lejos de ser orgullosamente libres”. Con esta reflexión, las trabajadoras sociales Mirian Espinosa y Andrea De Ángel, especializadas en salud mental y diversidad sexual y de género, han querido lanzar un mensaje claro con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, que se conmemora mañana, 28 de junio.
Ambas profesionales subrayan que los avances legales han sido importantes, pero advierten que el reconocimiento de derechos no ha eliminado la discriminación cotidiana que sufren muchas personas LGTBI en ámbitos como el empleo, la sanidad o la salud mental. “La legislación punitiva es necesaria, pero no suficiente: urge complementarla con una educación sólida en valores de igualdad, respeto y convivencia”, destacan.
Espinosa y De Ángel llaman a ampliar el foco para llegar, reconocer y acompañar a aquellas personas del colectivo “invisibilizadas dentro de su propia diversidad”: personas con discapacidad, mayores, con enfermedad mental, jóvenes trans o quienes habitan en zonas rurales. Un entorno, como los municipios de menos de 6.000 habitantes en Castellón, donde alertan que se disparan los casos de soledad no deseada y falta de espacios seguros.
“La discriminación y el estigma no sólo amenazan a las personas LGTBI, también ponen en riesgo principios fundamentales de la democracia”, aseguran. Por ello, piden políticas inclusivas y recursos específicos que no ignoren la diversidad dentro del propio colectivo.
![[Img #106133]](http://el7set.es/upload/images/06_2025/2804_mirian-espinosa.jpg)
Salud mental: un eje clave de intervención
Mirian Espinosa, trabajadora social en el Hospital General de Valencia y con experiencia en la Unidad de Salud Mental Infantil de Castellón, destaca que la identidad LGTBI no es un factor de riesgo en sí, pero sí lo es el entorno social que impone rechazo, invisibilidad o violencia. “La exclusión social actúa como detonante de muchos trastornos psicológicos”, subraya.
En ese sentido, advierten de la alta vulnerabilidad de los jóvenes trans, especialmente durante la adolescencia, una etapa “crítica en la formación de la identidad y muy expuesta a la discriminación”. “La exposición a mensajes negativos puede derivar en ansiedad, depresión, aislamiento o incluso conductas autolesivas”, añaden.
![[Img #106134]](http://el7set.es/upload/images/06_2025/6858_andrea-de-angel.jpg)
Soledad no deseada y aislamiento rural
Andrea De Ángel, psicóloga sanitaria y coordinadora de la oficina LGTBI Orienta en Castelló, alerta del impacto de la soledad no deseada como fenómeno transversal, pero especialmente agudo en personas LGTBI. “Muchos no tienen con quién compartir su identidad, ni con quién reconocerse”, lamenta.
“La situación se agrava en el ámbito rural: la falta de transporte, espacios públicos o redes de apoyo convierte a estas personas en invisibles. Y eso aumenta su vulnerabilidad emocional y social”, explica.
Más formación en Trabajo Social y enfoque comunitario
Ambas profesionales coinciden en reclamar más formación en diversidad sexual y de género dentro del Trabajo Social. “Somos el primer contacto en muchas instituciones públicas. Saber atender con sensibilidad y conocimiento marca la diferencia”, señalan.
También reivindican el papel del Trabajo Social frente a la psiquiatrización del sufrimiento del colectivo. “La discriminación y el rechazo son causas sociales, no patologías. Se necesitan respuestas integrales, no solo desde la clínica, sino desde el acompañamiento social, comunitario y político”, concluyen.
▪ Piden ampliar la mirada hacia personas LGTBI con discapacidad, mayores, con enfermedad mental, jóvenes trans o que viven en zonas rurales
▪ Alertan sobre los altos índices de soledad no deseada en pequeños municipios y reclaman más formación en diversidad dentro del Trabajo Social
“Aunque hay avances que celebrar, aún estamos lejos de ser orgullosamente libres”. Con esta reflexión, las trabajadoras sociales Mirian Espinosa y Andrea De Ángel, especializadas en salud mental y diversidad sexual y de género, han querido lanzar un mensaje claro con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, que se conmemora mañana, 28 de junio.
Ambas profesionales subrayan que los avances legales han sido importantes, pero advierten que el reconocimiento de derechos no ha eliminado la discriminación cotidiana que sufren muchas personas LGTBI en ámbitos como el empleo, la sanidad o la salud mental. “La legislación punitiva es necesaria, pero no suficiente: urge complementarla con una educación sólida en valores de igualdad, respeto y convivencia”, destacan.
Espinosa y De Ángel llaman a ampliar el foco para llegar, reconocer y acompañar a aquellas personas del colectivo “invisibilizadas dentro de su propia diversidad”: personas con discapacidad, mayores, con enfermedad mental, jóvenes trans o quienes habitan en zonas rurales. Un entorno, como los municipios de menos de 6.000 habitantes en Castellón, donde alertan que se disparan los casos de soledad no deseada y falta de espacios seguros.
“La discriminación y el estigma no sólo amenazan a las personas LGTBI, también ponen en riesgo principios fundamentales de la democracia”, aseguran. Por ello, piden políticas inclusivas y recursos específicos que no ignoren la diversidad dentro del propio colectivo.
Salud mental: un eje clave de intervención
Mirian Espinosa, trabajadora social en el Hospital General de Valencia y con experiencia en la Unidad de Salud Mental Infantil de Castellón, destaca que la identidad LGTBI no es un factor de riesgo en sí, pero sí lo es el entorno social que impone rechazo, invisibilidad o violencia. “La exclusión social actúa como detonante de muchos trastornos psicológicos”, subraya.
En ese sentido, advierten de la alta vulnerabilidad de los jóvenes trans, especialmente durante la adolescencia, una etapa “crítica en la formación de la identidad y muy expuesta a la discriminación”. “La exposición a mensajes negativos puede derivar en ansiedad, depresión, aislamiento o incluso conductas autolesivas”, añaden.
Soledad no deseada y aislamiento rural
Andrea De Ángel, psicóloga sanitaria y coordinadora de la oficina LGTBI Orienta en Castelló, alerta del impacto de la soledad no deseada como fenómeno transversal, pero especialmente agudo en personas LGTBI. “Muchos no tienen con quién compartir su identidad, ni con quién reconocerse”, lamenta.
“La situación se agrava en el ámbito rural: la falta de transporte, espacios públicos o redes de apoyo convierte a estas personas en invisibles. Y eso aumenta su vulnerabilidad emocional y social”, explica.
Más formación en Trabajo Social y enfoque comunitario
Ambas profesionales coinciden en reclamar más formación en diversidad sexual y de género dentro del Trabajo Social. “Somos el primer contacto en muchas instituciones públicas. Saber atender con sensibilidad y conocimiento marca la diferencia”, señalan.
También reivindican el papel del Trabajo Social frente a la psiquiatrización del sufrimiento del colectivo. “La discriminación y el rechazo son causas sociales, no patologías. Se necesitan respuestas integrales, no solo desde la clínica, sino desde el acompañamiento social, comunitario y político”, concluyen.