Más de cincuenta mujeres cocinan memoria y territorio en Vilafamés con la olleta como protagonista
El festival Slow Moments une a los siete pueblos de la Plana de l’Arc en una jornada de cocina, arte e identidad colectiva.
![[Img #107459]](http://el7set.es/upload/images/10_2025/6148_dsc04131.jpg)
La memoria culinaria de la Plana de l’Arc tuvo voz de mujer y sabor a olleta. El festival Slow Moments, organizado por la Mancomunidad de la Plana de l’Arc, transformó este fin de semana la plaza de la Tanca de Vilafamés en un escenario de cultura viva, donde más de cincuenta mujeres de Benlloc, Cabanes, les Coves de Vinromà, la Torre d’en Doménec, Vall d’Alba, Vilafamés y Vilanova d’Alcolea se reunieron para rendir homenaje a un plato que sigue siendo símbolo de identidad en el norte de Castellón.
Una receta común para una comarca unida
Siete asociaciones de mujeres —una por cada municipio— subieron al escenario con sus delantales y recuerdos familiares para compartir sus versiones de la olleta, un guiso humilde y completo que ha pasado de generación en generación.
A su lado, el cocinero Nicolás Barrera, del restaurante Pou de Beca (Vall d’Alba), moderó un coloquio que mezcló gastronomía, historia y emoción:
“La olla, en cualquiera de sus variantes, es la manifestación alimentaria más antigua y transversal que tenemos. Une clases sociales, generaciones y territorios. Es el principio y la raíz de todas las cocinas de nuestro país”, señaló Barrera, mientras los aromas de las ocho olletas llenaban la plaza.
Durante la comida, el público pudo degustar las distintas versiones elaboradas por cada asociación. Al finalizar, las participantes consensuaron una receta común de la olleta de la Plana de l’Arc, elaborada con garbanzos pico de pardal o pedrosillanos, carnes tradicionales —careta, morro, rabo, y una parte seca y otra tierna—, además de cardos, patata y calabaza baconera. Las morcillas secas se añaden al final para que no se deshagan.
Fiel a la sencillez de las cocinas locales, esta versión no incluye cordero ni un exceso de verduras, reivindicando la esencia de la tradición campesina.
Más que una receta, esta olleta representa una forma de entender la vida: cocinar sin prisa, cuidar el detalle y respetar el producto local.
Las guardianas del fuego lento
El encuentro tuvo un fuerte componente emocional. Barrera quiso rendir homenaje a las mujeres que han sostenido, desde sus cocinas, el patrimonio gastronómico y afectivo del territorio:
“Es muy significativo que sean todas mujeres: cocineras, representantes de los pueblos, organizadoras. Ellas son las guardianas de la memoria, las que mantienen encendido el fuego de nuestras tradiciones y de nuestras familias.”
Los aplausos del público se convirtieron en un homenaje colectivo. Muchas de las participantes subían por primera vez a un escenario para hablar de cocina, pero también de vida, de romerías, de fiestas y de tardes de invierno alrededor del fuego.
Un festival que cocina cultura y territorio
Slow Moments es un festival itinerante que recorre los siete pueblos de la Plana de l’Arc para reivindicar la identidad compartida a través de la cultura y la gastronomía.
La edición celebrada en Vilafamés contó con la colaboración del MACVAC (Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni), que acogió una performance del artista Pepe Agost dedicada al olivo como símbolo de resistencia y memoria.
La jornada se completó con catas de vinos y productos locales, como el maridaje de Mas de Rander con los quesos artesanos Tot de Poble, la degustación de turrones Agut de Benlloc, talleres infantiles de arte y naturaleza, música en directo y la nueva propuesta de visitas históricas con degustación, que se inauguró con una ruta por la prehistoria en las cuevas de Vilafamés.
Una comarca con sabor y futuro
Con el fuego aún encendido y el aroma de la calabaza en el aire, la jornada concluyó con un mensaje compartido: cocinar también es un acto de futuro, una manera de cuidar la tierra y a las personas.
En la Plana de l’Arc, cada plato cuenta una historia y cada receta tiende un puente entre pueblos.
“Queremos que cada degustación, cada nota musical y cada conversación sea una experiencia que nos recuerde de dónde venimos y qué nos une como comarca”, destacaron desde la organización.
Sobre la Plana de l’Arc
La Plana de l’Arc está formada por los municipios de Benlloc, Cabanes, les Coves de Vinromà, la Torre d’en Doménec, Vall d’Alba, Vilafamés y Vilanova d’Alcolea.
Siete pueblos unidos por su historia, su paisaje agrícola y una gastronomía que sigue siendo puente entre pasado y futuro.
![[Img #107458]](http://el7set.es/upload/images/10_2025/6318_dsc04121.jpg)
La memoria culinaria de la Plana de l’Arc tuvo voz de mujer y sabor a olleta. El festival Slow Moments, organizado por la Mancomunidad de la Plana de l’Arc, transformó este fin de semana la plaza de la Tanca de Vilafamés en un escenario de cultura viva, donde más de cincuenta mujeres de Benlloc, Cabanes, les Coves de Vinromà, la Torre d’en Doménec, Vall d’Alba, Vilafamés y Vilanova d’Alcolea se reunieron para rendir homenaje a un plato que sigue siendo símbolo de identidad en el norte de Castellón.
Una receta común para una comarca unida
Siete asociaciones de mujeres —una por cada municipio— subieron al escenario con sus delantales y recuerdos familiares para compartir sus versiones de la olleta, un guiso humilde y completo que ha pasado de generación en generación.
A su lado, el cocinero Nicolás Barrera, del restaurante Pou de Beca (Vall d’Alba), moderó un coloquio que mezcló gastronomía, historia y emoción:
“La olla, en cualquiera de sus variantes, es la manifestación alimentaria más antigua y transversal que tenemos. Une clases sociales, generaciones y territorios. Es el principio y la raíz de todas las cocinas de nuestro país”, señaló Barrera, mientras los aromas de las ocho olletas llenaban la plaza.
Durante la comida, el público pudo degustar las distintas versiones elaboradas por cada asociación. Al finalizar, las participantes consensuaron una receta común de la olleta de la Plana de l’Arc, elaborada con garbanzos pico de pardal o pedrosillanos, carnes tradicionales —careta, morro, rabo, y una parte seca y otra tierna—, además de cardos, patata y calabaza baconera. Las morcillas secas se añaden al final para que no se deshagan.
Fiel a la sencillez de las cocinas locales, esta versión no incluye cordero ni un exceso de verduras, reivindicando la esencia de la tradición campesina.
Más que una receta, esta olleta representa una forma de entender la vida: cocinar sin prisa, cuidar el detalle y respetar el producto local.
Las guardianas del fuego lento
El encuentro tuvo un fuerte componente emocional. Barrera quiso rendir homenaje a las mujeres que han sostenido, desde sus cocinas, el patrimonio gastronómico y afectivo del territorio:
“Es muy significativo que sean todas mujeres: cocineras, representantes de los pueblos, organizadoras. Ellas son las guardianas de la memoria, las que mantienen encendido el fuego de nuestras tradiciones y de nuestras familias.”
Los aplausos del público se convirtieron en un homenaje colectivo. Muchas de las participantes subían por primera vez a un escenario para hablar de cocina, pero también de vida, de romerías, de fiestas y de tardes de invierno alrededor del fuego.
Un festival que cocina cultura y territorio
Slow Moments es un festival itinerante que recorre los siete pueblos de la Plana de l’Arc para reivindicar la identidad compartida a través de la cultura y la gastronomía.
La edición celebrada en Vilafamés contó con la colaboración del MACVAC (Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni), que acogió una performance del artista Pepe Agost dedicada al olivo como símbolo de resistencia y memoria.
La jornada se completó con catas de vinos y productos locales, como el maridaje de Mas de Rander con los quesos artesanos Tot de Poble, la degustación de turrones Agut de Benlloc, talleres infantiles de arte y naturaleza, música en directo y la nueva propuesta de visitas históricas con degustación, que se inauguró con una ruta por la prehistoria en las cuevas de Vilafamés.
Una comarca con sabor y futuro
Con el fuego aún encendido y el aroma de la calabaza en el aire, la jornada concluyó con un mensaje compartido: cocinar también es un acto de futuro, una manera de cuidar la tierra y a las personas.
En la Plana de l’Arc, cada plato cuenta una historia y cada receta tiende un puente entre pueblos.
“Queremos que cada degustación, cada nota musical y cada conversación sea una experiencia que nos recuerde de dónde venimos y qué nos une como comarca”, destacaron desde la organización.
Sobre la Plana de l’Arc
La Plana de l’Arc está formada por los municipios de Benlloc, Cabanes, les Coves de Vinromà, la Torre d’en Doménec, Vall d’Alba, Vilafamés y Vilanova d’Alcolea.
Siete pueblos unidos por su historia, su paisaje agrícola y una gastronomía que sigue siendo puente entre pasado y futuro.